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Problemas frecuentes en los párpados (parte II)

Como ya comentábamos en un artículo anterior, los párpados están más expuestos al exterior que cualquier otra parte de la estructura ocular y por ello suelen sufrir de forma más o menos frecuente diversas afecciones. En el post de hoy, continuamos con el estudio de algunos de los problemas más habituales que suelen aparecer en los párpados a lo largo de nuestra vida.

 

Ectropión

Es un problema del párpado que se produce cuando este no se cierra correctamente sobre la superficie ocular, sino que se pliega hacia fuera. Esta situación hace que el interior del párpado que queda expuesto se irrite, generando molestias al paciente (sequedad, sensibilidad a la luz, lagrimeo, sensación cuerpo extraño). El ectropión es más frecuente en el párpado inferior y en personas adultas, como consecuencia del envejecimiento y del propio efecto de la gravedad. Las causas que provocan el ectropión son variables, aunque lo más habitual es que se deba a un debilitamiento de los tejidos del párpado con la edad. También puede aparecer en pacientes con cambios en los ojos causados por una infección, cirugía o lesión, y en las personas que sufren blefaroespasmo o parálisis de Bell (parálisis nervio facial).

Las lágrimas artificiales y las pomadas lubricantes (de uso nocturno) pueden ayudar a aliviar los síntomas del ectropión, manteniendo el ojo húmedo y aliviando la irritación. Pero, por lo general, se necesita cirugía para posicionar correctamente el párpado y corregir el problema.

 

Entropión

El entropión es el problema opuesto al ectropión. En este caso, el párpado se pliega hacia dentro del ojo. El párpado puede estar doblado hacia adentro todo el tiempo o solo al parpadear con fuerza o al apretar los párpados al cerrarlos. En consecuencia, las pestañas tienden a rozar con la superficie ocular, lo que causa irritación, lagrimeo excesivo, dolor, enrojecimiento, fotofobia e, incluso, deterioro visual.

Al igual que sucede con el ectropión, es un problema mucho más habitual en personas mayores que en personas jóvenes, y más común de los párpados inferiores que en los superiores. De nuevo, está asociado al envejecimiento y al efecto de la gravedad, y también puede aparecer como resultado de una parálisis del nervio facial (parálisis de Bell), traumatismos, cicatrices o cirugías.

Es importante no confundir el entropión con una posible triquiasis, alteración en el proceso de formación de las pestañas, que crecen de forma anómala en dirección al ojo. En el caso de la triquiasis, el borde palpebral tiene una posición normal (no existe malposición).

Su tratamiento consiste en una operación que permite colocar el párpado en su posición correcta, evitando que las pestañas rocen con el globo ocular. Existen diferentes técnicas de cirugía, que se aplican según la naturaleza, la posición y la gravedad del entropión. Si no se trata, puede causar daños en la córnea, infecciones oculares y pérdida de la visión.

 

Triquiasis

Es un problema común en los párpados causado por el crecimiento anómalo de las pestañas, en lugar de crecer hacia fuera lo hacen hacia dentro, lo que provoca que las pestañas rocen con el globo ocular originando importantes molestias (sensación de cuerpo extraño, lagrimeo y enrojecimiento ocular) al paciente.

La triquiasis es casi siempre idiopática, aunque puede deberse a causas conocidas como blefaritis crónica, cambios postraumáticos y posoperatorios, epibléfaron (pliegue cutáneo extra en el párpado inferior que orienta verticalmente las pestañas) y distiquiasis (fila extra de pestañas de origen congénito).

El tratamiento de la triquiasis dependerá de las características de cada paciente. Se pueden extirpar las pestañas con una pinza, operar el párpado para intentar recolocar las pestañas y que estas crezcan en la posición correcta o recurrir a la eliminación de las pestañas molestas mediante tecnología láser.

 

Ptosis palpebral (párpado caído)

La ptosis palpebral o párpado caído, se produce cuando los músculos palpebrales no realizan correctamente su función y, en consecuencia, el parpado cae por su propio peso.

Debido a que la ptosis palpebral está asociada a un mal funcionamiento del músculo elevador del párpado, es muy habitual en personas mayores, donde este problema suele ser más común. Sin embargo, también puede afectar a gente joven o, incluso, a niños, por ejemplo, si existe un problema relacionado con causas degenerativas o congénitas.

Los síntomas que se padecen en la ptosis palpebral varían en función del grado de esta, pudiendo ser leve, moderada o grave:

  • Ptosis palpebral leve: el párpado caído cubre parcialmente la parte superior de la pupila. Esto puede provocar la reducción del campo visual, o ser solo una asimetría cosmética, sin traducción clínica.
  • En casos moderados/graves, el párpado puede cubrir gran parte de la pupila, incluso totalmente, comprometiendo la agudeza visual enormemente. Esto constituye un problema grave, sobre todo en el caso de los niños, que se debe tratar por el oftalmólogo para evitar un ojo vago o ambliopía.

Si la ptosis palpebral no afecta de forma grave a la visión, puede que no sea necesario un tratamiento concreto, excepto por cuestiones estéticas. Cuando existe ptsosis por una causa mecánica (tumor, edema con mucho líquido, orzuelo, hematoma), o por traumatismo, se actuará sobre la causa específica que produce la ptosis, ya sea con tratamiento conservador o quirúrgico. En los casos más graves se recurre a la cirugía ya que, de esta forma, se puede reforzar la acción del músculo elevador del párpado, lo que contribuye a corregir el párpado caído.

 

Retracción palpebral

Entendemos por retracción palpebral cualquier alteración en el tejido de los párpados (superior o inferior) que modifique el tejido hacia arriba o hacia abajo y que afecte al recubrimiento del ojo .Como consecuencia, el ojo está más abierto de lo normal. La retracción palpebral provoca una imposibilidad para cerrar correctamente los ojos quedando perjudicada la hidratación ocular, exponiendo a los ojos a agentes perjudiciales como el exceso de luz, bacterias y contaminantes presentes en el medio ambiente, y reduciendo la visión.

Cuando ocurre en el párpado superior, suele producir cara de susto y aspecto de “ojos saltones”. Cuando ocurre en el párpado inferior, suele causar aspecto de ojos tristes y cansados.

Entre las causas más comunes de retracción de los párpados encontramos miopía muy alta, envejecimiento natural de la piel, enfermedad tiroidea (sobre todo, retracción de parpado superior), retracción tras una blefaroplastia, inflamación ocular, tumores oculares, etc.

Para tratar la retracción palpebral del párpado inferior, se recurre normalmente a la cirugía. Si la retracción es leve se pueden usar cantoplasmos o tiras nasales laterales.

Para tratar la retracción palpebral del párpado superior se puede optar por la aplicación de toxina botulínica para obtener un descenso temporal del tejido al paralizar el músculo elevador, lo que producirá una ptosis secundaria temporal (suele durar unos seis meses). También se llevan a cabo mullerectomías, eliminación del músculo encargado de elevar el parpado, para que el párpado superior pueda descender unos milímetros. En casos más graves, se pueden producir ptosis parciales, alargando o debilitando el músculo elevador del párpado superior, o poner espaciadores para aumentar la longitud del párpado.

 

Consejos para mantener una buena salud ocular

Los ojos tienen su protección fisiológica (las pestañas, los párpados y sobre todo la lágrima), que sirven para limpiar y mantener el ojo húmedo, pero muchas veces estas barreras no son suficientes para proteger a los ojos de los agentes externos a los que nos exponemos en nuestro día a día. Sigue estos pequeños consejos y conseguirás mantener una buena salud ocular:

  • Lávate las manos con agua y con jabón antes de proceder a limpiar tus ojos.
  • Realiza la limpieza ocular con cuidado, ya que tanto los párpados como el contorno de los ojos están formados por una capa de piel muy fina y sensible.
  • La limpieza de los párpados debe hacerse siempre desde el lagrimal hacia la parte externa del ojo, mediante movimientos suaves.
  • Para realizar una higiene diaria adecuada, basta con humedecer un algodón o una gasa con agua tibia o suero fisiológico y pasarlo por la zona del lagrimal, los párpados y las pestañas.
  • Si fuera necesario, puedes usar toallitas estériles indicadas para ello que vienen humedecidas con productos hidratantes y antisépticos.
  • Utiliza una gasa, algodón o toallita para cada ojo, así evitamos pasar infecciones de un ojo a otro.
  • Evita frotarte los ojos, ya que en las manos transportamos todo tipo de virus, bacterias, contaminantes, etc.
  • Usa maquillaje, cosméticos y desmaquillantes específicos para la zona ocular, hipoalergénicos y que respeten el pH lagrimal. No los compartas.
  • Evita usar remedios naturales (infusiones de manzanilla, aloe vera) ya que no son productos estériles y pueden provocar o acentuar el daño ocular.
  • Si usas gafas, acuérdate de limpiarlas frecuentemente.
  • Evita el uso de lentes de contacto en caso de presentar alguna infección ocular.
  • Recuerda la importancia de beber agua y llevar una dieta equilibrada rica en ácidos grasos omega 3 para favorecer tu salud ocular.
  • Si observas en tus ojos signos como legañas, inflamación, escozor, picor, secreciones o pequeños bultitos en los párpados, acude a tu farmacéutico el podrá ayudarte.

 

Rebeca González Ginés

Farmacéutica. Coordinadora del departamento de Información Técnico-Profesional del COFM.

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