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¿Qué debemos hacer tras sufrir una quemadura?

Entendemos por quemadura, una lesión en la piel debido al contacto o exposición de un agente peligroso, como puede ser el calor, el frío, la electricidad, las radiaciones del sol o ciertos productos químicos. Puede ser más o menos dolorosa, dependiendo de su grado. El grado de una quemadura dependerá de su localización en el cuerpo y la profundidad a la que llega en la piel.

  • Quemaduras de primer grado: solo afectan a la capa más superficial de la piel y se caracterizan por un enrojecimiento de la piel (eritema) que duele al contacto. Son las más frecuentes, sobre todo en el verano, cuando es más habitual una exposición prolongada al sol.
  • Quemaduras de segundo grado: son un poco más profundas, y su característica principal es la aparición de ampollas. Las ampollas son un sistema de defensa ante la quemadura: protege de las infecciones y, con el líquido que contienen, hidratan la herida y ayudan a la cicatrización. Estas quemaduras son muy dolorosas.
  • Quemaduras de tercer grado: en estas quemaduras se produce una destrucción extensa de la piel, las terminaciones nerviosas encargadas de transmitir el dolor se destruyen, de ahí que se diga que las quemaduras de tercer grado no duelen.

Además, según su extensión también se puede hablar de quemaduras menores (afectan a ≤ 10 % de la superficie corporal), moderadas: (afectan 10-20 % de la superficie corporal) y severas: (afectan a ≥ 20 % de la superficie corporal). Toda quemadura puede generar problemas y riesgos importantes para la salud, dependiendo mucho del total de la superficie corporal quemada; por ello, es importante considerar tanto el grado de la quemadura como la superficie del cuerpo lesionada, y determinar si la persona necesita o no asistencia especializada.

 

Qué debemos hacer tras sufrir una quemadura

  • Calmar y tranquilizar a la persona que se quemó.
  • Eliminar inmediatamente la causa de la quemadura (apagar las llamas, retirar el producto químico del contacto con la piel, etc.) y buscar otras posibles lesiones como hemorragias y fracturas, de forma que se tratará siempre primero la lesión más grave. También conviene quitar al quemado ropas (si no está pegada a la quemadura), joyas y todo aquello que mantenga el calor. Puede ser de ayuda empapar la ropa con agua limpia o suero y desprenderla con cuidado para no producir desgarros.
  • Enfriar la zona quemada con agua fría (15-25ºC) durante unos 20-30 minutos, evitando que sea muy fría, porque podemos provocar hipotermia (nunca se debe aplicar hielo). El enfriamiento con agua disminuye el dolor y el edema, evita que la quemadura siga aumentando de tamaño en superficie y profundidad y acelera la curación. La aplicación de agua tiene que ser inmediata, ya que se ha comprobado que después de dos minutos carece de efecto.
  • Limpiar la zona quemada con agua jabonosa o suero fisiológico, sin friccionar ni presionar, para no irritarla.
  • Aunque la quemadura sea pequeña, conviene cubrirla con un apósito estéril para evitar una posible infección y facilitar que la quemadura se mantenga limpia e hidratada. No se deben utilizar apósitos que dejen fibras que puedan quedar atrapadas en la quemadura.
  • Deben realizarse curas diarias teniendo cuidado al desprender el vendaje para no desgarrar los tejidos que empiezan a cicatrizar. Se aconseja impregnar los vendajes con suero fisiológico o abundante agua limpia antes de retirarlos y, posteriormente, limpiar la herida para desprender los productos de desecho que va exudando la quemadura, finalizando otra vez con gasas y vendaje.
  • En el caso de que sea quemadura de primer grado o una quemadura de segundo grado de pequeña extensión (inferior a 7 cm de diámetro), se puede tratar con un gel, crema o apósito estéril impregnado, cuyos principios activos sean cicatrizantes, calmantes, antisépticos o con poder antibiótico. No se deben aplicar pomadas con base grasa que no se absorben y crean una costra en una zona dolorosa que es difícil de retirar y dificulta la limpieza posterior de la herida. Si la lesión es leve, puede aplicarse un antiséptico para reducir el riesgo de infecciones, pero hay que hacerlo unas horas después del accidente, cuando se haya reducido la inflamación y el dolor.
  • En caso de quemaduras graves, no se debe aplicar ningún tipo de ungüento, crema, aceite, ni tocar la zona afectada, tampoco tomar nada vía oral y se debe acudir al hospital.
  • Cuando se trata de quemaduras por electricidad, se debe apartar a la víctima de la corriente eléctrica empujándolo con un objeto para evitar el traspaso de corriente. Comprobar el pulso y signos vitales (de no existir, comenzar con reanimación cardiopulmonar-RCP) y llamar a una ambulancia.

 

Qué no debemos hacer en caso de quemadura

Hay ciertas acciones que no se deben llevar a cabo, ya que podrían empeorar la situación

  • No aplicar pomadas o pasta dentífrica sobre la quemadura.
  • No enfriar demasiado al paciente, solamente la zona quemada.
  • No romper las ampollas, ya que el líquido que contienen protege de la posible infección. Al romperlas facilitamos la entrada de gérmenes. Las ampollas de la quemadura deben recortarse cuidadosamente sólo si ya se han roto, hay que retirar cuidadosamente los tejidos muertos o desgarrados presentes en la quemadura, utilizando pinzas y tijeras.
  • No despegar la ropa o cualquier otro elemento que esté pegado a la piel.
  • No apagar las llamas de la persona con agua, se deben apagar haciendo que ruede o cubriéndolas.
  • Evitar dejar sola a la víctima. En caso de tener que ir a pedir ayuda, la llevaremos con nosotros, siempre que sus lesiones lo permitan.

 

Tratamientos de las quemaduras

En la mayoría de los casos, el farmacéutico puede recomendar al paciente un tratamiento sintomático que le ayude a mitigar las molestias producidas por la quemadura, siempre y cuando se trate de quemaduras de primer grado y segundo grado superficial que no afecten a más del 1 % de la superficie corporal. Los objetivos del tratamiento serían los siguientes:

  • Reducir el dolor y el calor.
  • Evitar la contaminación y la infección de la herida. Se pueden emplear antisépticos y desinfectantes.
  • Favorecer la regeneración de la piel y en general, los procesos de cicatrización.

 

Complicaciones y signos de alarma frente a una quemadura

Una leve quemadura de primer grado no supone una gran amenaza, pero una piel que ha sufrido quemaduras frecuentes puede llegar a causar problemas mayores como puede ser el cáncer de piel, por eso es importante prevenirlas. En cuanto a quemaduras de segundo y tercer grado, las complicaciones afectan a la mayor parte del organismo, desde dificultad en la respiración hasta daño cardíaco. Debemos prestar especial atención a las siguientes señales de alarma:

  • Síntomas de shock (inconsciencia, respiración irregular, pulso débil y rápido, boca y labios secos).
  • Quemaduras en la cabeza o el cuello, o si tiene dificultad al respirar.
  • Quemaduras en las manos, los pies o la ingle (en cuyo caso es más probable que haya lesiones a los músculos o ligamentos).
  • Edad superior a 60 años o menos de 5, ya que su piel es más delicada.
  • Si en un plazo de 14 días la quemadura no ha curado, es necesario el examen médico porque es probable que la lesión sea profunda y puede requerir la realización de un injerto.
  • Se debería consultar con el médico si se presentan signos de infección: aumento del dolor, enrojecimiento, hinchazón, supuración o pus, fiebre, inflamación de ganglios linfáticos, estría roja que sale de la quemadura.
  • Por otra parte, se debe remitir al médico en caso de que la quemadura sea por congelación, descarga eléctrica, radiación, inhalación de humos o por ácidos y álcalis.

 

M.ª Isabel Rodríguez Tejonero.
Farmacéutica de la Unidad de Información Técnica del COFM

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