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¿Por qué ha desaparecido el precio del envase?

Esta era la pregunta que una oyente de RNE dejó en el contestador del programa y que muchas veces se plantea también en el mostrador de la farmacia. Al formular su queja, la oyente aprovechaba ya de paso para cuestionar la actuación del farmacéutico. No parecía fiarse del todo si el recibo de compra entregado se ajustaba al precio oficial de venta al público de la medicación o si se dejaba a discreción del profesional, se lamentaba ocho años después de que la Administración decidiese ese cambio en el etiquetado de los envases.

La duda no quedó en el aire, sino que el equipo de periodistas de Radio 5 se puso en contacto primero con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y luego también con Farmaindustria para conocer por qué se había eliminado el precio de los envases. Ya en directo, incluso se entrevistó a una portavoz de la OCU que, pese a entender las razones esgrimidas por los profesionales, la Administración y la industria, aprovechaba para reclamar más transparencia en la farmacia en defensa de los derechos del consumidor.

Este es, en efecto, uno de los problemas que la política de continuas bajadas de tarifas ha generado a la botica española desde que se decidió suprimir la obligación de indicar el precio en el etiquetado de los cartonajes a través de la nueva ley de garantías 29/2006.

Como saben, los farmacéuticos nos opusimos a eliminar el PVP del cartonaje pero, al final, se impusieron las razones empresariales ante el coste que los laboratorios y la distribución debían asumir para reponer las existencias y envases de un stock continuamente devaluado, con el fin de adaptarse así a las nuevas tarifas establecidas. Sólo la fabricación del envase se lleva entre 30 y 60 céntimos, según las farmacéuticas. 

En este baile de precios hemos perdido los farmacéuticos por muchas razones. Y no solo porque la medida haya mellado la confianza que siempre ha presidido la relación entre paciente y boticario. La eliminación de las tarifas del envase ha acabado escondiendo la realidad de unos precios en España que se han tirado por los suelos y que incluso han puesto en riesgo la fabricación de algunos medicamentos por no ser rentables. La mitad de los fármacos dispensados en la farmacia tiene de hecho un valor PVP inferior a 3,5 euros, algo que no ocurre en otros países. El envase de ibuprofeno de 400 mg y 20 comprimidos que, por ejemplo, te dispensan en Alemania a cuatro euros, sale en la farmacia española por 1,97 euros, poco menos de 10 céntimos por pastilla.

A esos precios de auténticas gominolas es muy difícil tomarse en serio la medicación o el trabajo de los profesionales y no sería raro que, al final, los pacientes acabasen confundiendo el valor y preguntando también: ¿y seguro que cura?

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