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Todo lo que debes saber sobre el impétigo

El impétigo es una infección cutánea bacteriana que puede presentarse en cualquier época del año, es más común durante los meses cálidos. Durante el verano y el inicio del otoño es cuando más casos se registran.

Aparentemente parece una infección superficial en la piel, más frecuente en los niños que en los adultos, pero, eso sí, hay que tratarla de inmediato para evitar complicaciones.

La causa principal de esta patología, según los expertos, es que la persona que la padece puede tener las defensas bajas, estar más cansado de lo habitual, medidas higiénicas inadecuadas e, incluso, puede tener algún problema de riñón, lo que origina esta enfermedad.

Hay que destacar que existen dos tipos de impétigo: el impétigo no ampolloso, también llamado contagioso, que no genera ampollas sino erosiones en la piel, y suele estar causado con mayor frecuencia por la bacteria estreptococo. Y el ampolloso, que genera pequeñas vesículas y ampollas en la piel, es causado en la mayor parte de los casos por estafilococos, que también puede causar la amigdalitis. La mayoría de las personas van portando por la vida estas bacterias sin problemas. Pero cuando surge un corte, una picadura de insecto o una raspadura, es cuando permite a la bacteria causar una infección, ocasionando el impétigo.

Si la infección la ha causado el estreptococo, las ampollas se convierten en costras más oscuras sobre las llagas y las úlceras son más grandes. Se trata de un proceso lento que puede pasar desapercibido, ya que las llagas tardan en aparecer hasta 10 días después de que alguien se exponga al estreptococo. Y durante esos días, las personas pueden contagiar a otras personas, porque no saben que están infectadas.

Cerca del 30% de la población es portadora de esta bacteria, que puede permanecer silente sin producir problemas o puede dar lugar a que se desarrolle una infección, según la dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), Cristina Eguren.

Para evitar que el impétigo se propague por otras partes de su cuerpo e incluso a otras personas, es recomendable:

  • lavarse las zonas infectadas con agua y jabón
  • Cubrirse holgadamente las costras y llagas hasta que sanen
  • Retirarse con cuidado las costras secas
  • Siempre hay que lavarse las manos, con agua y jabón, después de tocar a la persona infectada, superficies u objetos.

 

El diagnóstico suele ser clínico, basándose sobre todo en la característica principal de la erupción cutánea. En casos dudosos, será el médico el que solicitará un diagnóstico definitivo, consistente en un cultivo microbiológico del exudado de las lesiones. En cuanto al tratamiento, la experta de la AEDV asegura que bien se puede tratar con antibiótico, medicamento oral, o bien en forma de pomada, según lo que prescriba el médico.

Por otro lado, estudios internacionales confirman que el mejor tratamiento para esta patología es la cloxacilina, destacando dos cremas antibióticas: mupirocina y ácido fusídico, siempre bajo prescripción médica, tan efectivas como los antibióticos orales cuando la enfermedad no es extensa. Cabe recordar que cualquier tratamiento con antibiótico, sea la patología que sea, siempre debe estar supervisado por un médico.

 

Ana Quevedo

Periodista del COFM

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