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¿Qué es una quemadura solar?

Entendemos por quemadura solar el enrojecimiento de la piel que ocurre después de exponerse al sol o a otro tipo de luz ultravioleta.

¿Cómo sabemos si hemos sufrido una quemadura solar?

Es posible que los primeros signos de una quemadura solar no aparezcan durante unas cuantas horas. El efecto total para la piel puede tardar en aparecer 24 horas o más. Los posibles síntomas incluyen:

–       Piel roja, caliente y sensible al tacto. Normalmente la sensación de dolor es peor entre las 6 y las 48 horas después de la exposición al sol.

–       Pueden aparecer ampollas al cabo de unas horas o, incluso, días después.

–       En las reacciones más severas puede aparecer fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea.

–       Pasados varios días de la quemadura solar, se puede pelar la piel de las áreas quemadas por el sol.

Los síntomas normalmente son temporales, aunque el daño cutáneo, a menudo, es permanente y puede tener efectos serios para la salud a largo plazo, incluyendo envejecimiento cutáneo y cáncer de piel.

 

¿Cuáles son las causas?

La quemadura solar se presenta cuando el grado de exposición al sol o a una fuente de luz ultravioleta excede la capacidad de la melanina (pigmento de la piel) para proteger la piel porque hemos estado sometidos a la radiación solar durante un tiempo mayor que el que deberíamos.

¿Qué factores la hacen más probable?

–       Los bebés y niños son especialmente sensibles a los efectos negativos del sol.

–       Las personas de piel clara tienen mayor probabilidad de sufrir una quemadura solar, aunque las personas de piel oscura y negra también se pueden quemar y deben protegerse.

–       Los rayos del sol son más potentes de 10:00 a 16:00 h; además, el reflejo del agua, la arena o la nieve pueden intensificar la actividad de los rayos solares que causan quemaduras.

–       Algunos medicamentos pueden hacernos más susceptibles a sufrir quemaduras solares, por lo que se deben leer bien los prospectos de los medicamentos o solicitar información a los profesionales sanitarios.

–       Algunas enfermedades también pueden hacernos más sensibles al sol.

 

¿Cómo las podemos prevenir?

–       Evitando las exposiciones excesivas al sol, sobre todo durante las horas en las que los rayos solares son más intensos. Al principio del verano se debe tomar el sol unos pocos minutos cada día, e ir aumentado el tiempo a medida que la piel se va adaptando a la exposición.

–       Utilizando cremas protectoras solares (fotoprotectoras) que actúan como filtro solar. Hay que elegir el factor de protección más apropiado para cada tipo de piel. En las primeras exposiciones al sol es mejor utilizar un filtro solar de alta protección (de 30 a 50). Aplicar una cantidad abundante para cubrir por completo la piel expuesta al menos 15 minutos antes de la exposición solar. Repetir la aplicación cada 2 horas o con la frecuencia que indique la etiqueta del fotoprotector. También sería conveniente utilizar protector labial.

–       Utilizando gafas de sol con protección de rayos UV.

–       Utilizando sombrillas, camisetas (mejor de colores claros) o sombreros que nos ayudan a evitar una exposición solar innecesaria.

–       No exponiendo al sol a los lactantes menores de 6 meses y limitando la exposición hasta los 3 años. Una exposición al sol es beneficiosa para los niños mayores para poder producir vitamina D, siempre que se evite el bronceado intenso y las quemaduras.

 

¿Qué hacer tras sufrir una quemadura solar?

Se deben emplear tratamientos que faciliten la recuperación o regeneración de la piel, prevengan una posible infección y alivien el dolor.

Aplicar una compresa húmeda fría. Humedecer un paño u otro trozo de tela con agua fría y ponerlo sobre la zona afectada de 20 a 30 minutos. Volver a humedecer las veces que sean necesarias.

Darse un baño o una ducha suave con agua fría. En el caso de la ducha, el chorro de agua debe ser suave, no a la máxima potencia para no irritar la piel. Dejar que la piel se seque al aire o secar con una toalla mediante ligeros toques para evitar dañar la piel. Evitar usar jabón, aceites de baño u otros tipos de detergente durante el baño o la ducha ya que esos productos pueden irritar la piel y empeorar los efectos de la quemadura. Si se han formado ampollas en la piel, mejor tomar un baño en vez de una ducha.

Usar ropa suelta, de algodón, sobre las zonas afectadas por el sol. Las camisetas sueltas o los pantalones de pijama de algodón son ideales durante el tiempo de recuperación de una quemadura de sol. Algunas telas sintéticas son especialmente irritantes.

Beber abundante agua. Las quemaduras solares pueden deshidratar, por eso es importante contrarrestarlo bebiendo abundante agua durante el periodo de recuperación. También es aconsejable consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitamina C.

Crema hidratante. Cuando no se presenten ampollas abiertas, se podrá usar una crema hidratante en las zonas quemadas por el sol para evitar la descamación e irritación de la piel. Aportan un extra de agua a la piel, permitiendo que esta recupere toda la hidratación y forman una especie de película protectora en la piel.

Las preparaciones con hamamelis resultan muy beneficiosas para las quemaduras de la piel, reduciendo la inflamación, calmando el dolor y estimulando la regeneración y recuperación de la piel. La caléndula sirve para curar heridas, estimula la acción cicatrizante y regenera la piel dañada. Por otra parte, el aloe vera también es un potente regenerador celular, hidrata en las capas más profundas de la piel, actúa como pequeño filtro solar, retrasa el envejecimiento y calma los dolores de las quemaduras.

Si la quemadura del sol es severa, pueden aparecer ampollas en la piel. No se deben reventar, frotar ni raspar. Las ampollas reventadas pueden infectarse y dejar cicatrices. Se deben proteger con un vendaje limpio y se deben lavar las manos con agua y jabón antes de poner o cambiar los vendajes para prevenir una posible infección. Las ampollas pequeñas deben cubrirse con un vendaje adhesivo (tiritas), mientras que las grandes deben cubrirse con gasa. Se aconseja cambiar el vendaje diariamente hasta que la ampolla desaparezca.

Es posible que sea necesario tomar algún analgésico, como el paracetamol, para calmar el dolor provocado por la quemadura.

Tras sufrir una quemadura solar se debe minimizar la exposición al sol. Aún así, si se va a producir una nueva exposición, lo ideal es estar a la sombra o tener cubierta la zona afectada con ropa.

Se debería supervisar la quemadura solar por un profesional sanitario cuando se presenten signos de shock, insolación, deshidratación u otras reacciones como náuseas, fiebre, mareo o ampollas dolorosas e intensas.

 

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