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¿Qué es la legionela?

En el verano de 1976 la aparición de un brote epidémico durante la convención anual de la Legión Americana, celebrada en un hotel de Filadelfia, captó la atención pública.  Entre los 4.000 asistentes se detectaron 221 casos de neumonía que provocaron la muerte de 34 personas, como resultado de la exposición a un agente infeccioso no identificado. La enfermedad del legionario, como la bautizó rápidamente la prensa, supuso un reto para los investigadores. Pero no fue hasta 1977 cuando el Centro de Control de Enfermedades (CDC, Center for Disease Control) identificó al agente causal denominándolo Legionella pneumophila.

Durante estas últimas semanas, se habla mucho sobre la legionela tras los casos de infección  aparecidos en Manzanares. Ya son 235 personas infectadas por esta bacteria, pero ¿qué es realmente la legionela, y qué síntomas presenta?

La legionela es una enfermedad bacteriana, producida por Legionella pneumophila que produce dos tipos de enfermedades. La más leve se denomina fiebre Pontiac, y cursa con fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, pero sin neumonía. Se trata de un cuadro generalmente leve y que cura incluso sin tratamiento específico. La otra enfermedad es más agresiva y es conocida como legionela, legionelosis o enfermedad del legionario. En este último caso, suelen presentarse síntomas como fiebre alta, escalofríos, cefalea y tos, que aparecen entre 2 y 14 días después del contagio. Algunos enfermos tienen dolores musculares y también pueden aparecer síntomas gastrointestinales, como náuseas o vómitos. La mortalidad del cuadro sin un tratamiento adecuado (antibióticos) puede ser elevada.

Los casos se producen sobre todo en verano y al inicio del otoño, aunque pueden tener lugar en cualquier época del año. Estas bacterias tienen su hábitat natural en aguas estancadas y proliferan, en general, en ambientes cálidos y húmedos. La mayor fuente de contagio para las personas lo constituyen los sistemas de agua y aire acondicionado de los grandes edificios, como oficinas, hospitales, gimnasios, hoteles, centros comerciales, spas, fuentes ornamentales, etc.

La transmisión de la enfermedad se hace por vía aérea, inhalando aerosoles líquidos que contengan la bacteria. No ha sido documentada la transmisión entre personas ni tampoco la infección por la ingestión de agua contaminada.

Los factores de riesgo para el contagio son edad avanzada (más de 50 años), sexo masculino, tabaquismo, alcoholismo, inmunodepresión, diabetes, cáncer, etc.  Estar sometido a tratamiento con diálisis, quimioterapia o corticoesteroides, haber recibido un transplante o tener una  enfermedad respiratoria crónica (EPOC) también supone un mayor riesgo de contraer la enfermedad.

No obstante, los individuos sanos también pueden contagiarse si han sufrido una exposición a concentraciones elevadas del agente infeccioso.

El tratamiento se hace con antibióticos, bajo la supervisión y recomendación del médico. La respuesta a los mismos suele ser buena, aunque depende del estado del paciente.

Siempre es recomendable seguir una serie de pautas en el hogar para prevenir la infección por legionela:

  • En caso de emplear filtros en grifos, duchas…mantenerlos siempre muy limpios. Además, es aconsejable purgar una vez a la semana los grifos que apenas se utilicen.
  • Las alcachofas o difusores de la ducha, mejor si son de gotas gruesas.
  • Una vez al año, desinfectar todos los filtros o difusores.

Los aparatos de aire acondicionado  instalados en domicilios particulares no conllevan ningún riesgo de transmisión de legionela, porque en estos dispositivos no hay un circuito cerrado de agua, por lo que no existe la posibilidad de que la bacteria se multiplique.

5 comentarios

22 Enero, 2016 a las 2:28 pm
23 Marzo, 2016 a las 6:42 pm
30 Julio, 2016 a las 2:21 pm
9 Agosto, 2016 a las 4:44 pm
2 Diciembre, 2016 a las 2:33 pm

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