¿Qué es la dispepsia?
Aunque por lo general, no es un problema grave de salud, siempre que no vaya acompañado de síntomas como pérdida de peso o molestias a la hora de tragar, la dispepsia, comúnmente conocida como “indigestión” produce síntomas en la parte superior del abdomen, presentándose dificultades para digerir la comida.
Tipos de dispepsia
En la actualidad afecta hasta el 30 % de la población y, desde el punto de vista etiológico, se pueden distinguir dos tipos de dispepsia:
- Dispepsia funcional: se produce sin causa aparente, no está provocada por un problema orgánico. También conocida como indigestión, está generalmente relacionada con la ingesta de comida.
- Dispepsia orgánica: la dispepsia está causada por una alteración orgánica (gastritis, ulcera péptica, reflujo gastroesofágico), metabólica (hipotiroidismo) o está inducida por fármacos.
Existen determinados factores de riesgo que pueden fomentar su aparición, como fumar, beber alcohol, ingerir mucha comida, alimentos grasos o condimentos fuertes, algunos medicamentos (sobre todo antiinflamatorios), el estrés y la ansiedad.
A estos factores se suman otras causas, como un mal procesamiento de los alimentos en la boca. Esto ocurre, por ejemplo, ante la falta de piezas dentales para masticar bien o problemas de salivación. Asimismo, la intolerancia a la lactosa, enfermedad celiaca, disminución de la producción de enzimas o enzimas ineficaces, secreción inadecuada de ácido estomacal (hipoclorhidria), reflujo biliar, estreñimiento y el crecimiento descontrolado de Helicobacter Pylori, infecciones intestinales causadas por parásitos.
Síntomas de la dispepsia
El síntoma habitual es sentir malestar en la parte superior del abdomen, que a veces se acompaña de náuseas, vómitos, hinchazón abdominal, acidez, digestión pesada, regurgitaciones, saciedad precoz, eructos.
Diagnóstico de la dispepsia
Para el diagnóstico, el médico realizará una adecuada historia clínica recopilando datos de localización e irradiación del dolor, relación con la ingesta, identificación de todos los síntomas. Valorar factores de riesgo de la enfermedad como fumar, abusar de bebidas alcohólicas o ciertos medicamentos. También puede ser adecuado realizar una exploración física, analítica, ecografía, estudio radiológico u otras pruebas más selectivas del tracto digestivo como una endoscopia digestiva. Si existe sospecha de infección por el Helicobacter pylori antes se puede realizar una prueba no invasiva (prueba del aliento o prueba en heces).
Puede ser que los síntomas desaparezcan solos, pero si no es así, el tratamiento centra las siguientes pautas:
- Medidas higiénico-dietéticas: En la mayoría de los casos, los pacientes tienen síntomas asociados con la ingesta de alimentos. Por ello, se recomienda que se realicen comidas bajas en grasas y calorías, y en pequeñas cantidades.
- Erradicar el Helicobacter pylori a través de antibióticos en los casos en los que esta bacteria sea la causante.
- Administrar medicamentos que reduzcan la acidez gástrica (inhibidores de la bomba de protones), fármacos procinéticos y citoprotectores.
Recomendaciones del farmacéutico
- Comer despacio, masticando cuidadosamente los alimentos y no tragar precipitadamente. Dedicar al menos 20 minutos al proceso.
- Comer pequeñas cantidades de alimento, entre 5 y 7 veces al día, incluyendo tentempiés.
- Restringir o eliminar aquellos alimentos que se ha experimentado que producen síntomas dispépticos, siendo los que con mayor frecuencia lo producen los alimentos grasos, los lácteos, el alcohol, el café, la carne roja, las bebidas carbonatadas, las hortalizas, los alimentos picantes, los hidratos de carbono, el trigo y los cítricos. Aumentar el consumo de verduras y fibra y disminuir el consumo de grasas. Evitar fritos y rebozados, preparar los alimentos a la plancha, grill, horno o hervidos.
- Evitar beber demasiado líquido antes y durante cada comida.
- Evitar tomar alimentos con fibra que producen mucha flatulencia como legumbres (guisantes, garbanzos, judías), frutos secos, verduras como la coliflor, coles de Bruselas y similares.
- Mantener unos hábitos de sueño saludables, evitando cenar justo antes de acostarse.
- Realizar actividad física regular, al menos 30 min todos los días de ejercicio moderado, evitando realizarlo inmediatamente después de la ingesta de alimentos, en esos momentos debemos intentar relajarnos y descansar.
- Si el paciente es propenso a sufrir dispepsia, se aconseja no tomar medicamentos como el ácido acetilsalicílico y algunos antinflamatorios con el estómago vacío.
- Tomar complementos alimenticios a base de probióticos, reforzará la flora bacteriana y ayudará a un correcto funcionamiento de nuestro sistema digestivo.
- No fumar.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol.
- Acudir al médico especialista en caso de pérdida importante de peso, vómitos intensos y recurrentes, disfagia, sangre en heces, abdomen excesivamente hinchado. La afección se considera grave si presenta otros síntomas como: coloración amarilla de la piel y de los ojos denominada ictericia o bien sangre en las heces o en el vómito.
- El farmacéutico, como personal sanitario más cercano y accesible al paciente puede obtener información de los hábitos del paciente y fomentar hábitos saludables. ayudar al paciente a seleccionar los alimentos más adecuados y responder a cualquier duda sobre el tratamiento farmacológico instaurado por el médico.
M.ª Isabel Rodríguez Tejonero
Doctora en Farmacia / Información Técnica del COFM
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