¿Qué debe saber un adolescente para cuidar su piel?
En la adolescencia la piel se ve sometida a grandes cambios debido a la pubertad y al revuelo hormonal.
Los cambios principales que se llevan a cabo en la adolescencia son a dos niveles:
- Cambios fisiológicos
- Aumento de la secreción sebácea
- Aumento de la sudoración y mal olor corporal
- Aumento del vello corporal
- Cambios psicológicos:
- Autoafirmación de la personalidad
- Especial importancia al aspecto externo y a la piel como órgano de relación
Acné
El acné es la formación de comedones, pápulas, pústulas, nódulos y/o quistes debido a la obstrucción e inflamación de folículo piloso y glándulas sebáceas asociadas.
A grandes rasgos, las glándulas sebáceas son las encargadas de secretar el sebo (lípido que cubre la piel y el pelo) y están distribuidas en cuero cabelludo, cara, zona superior del pecho y hombro. Suelen estar asociadas a los folículos pilosos y su actividad está bajo control hormonal
El acné es un trastorno bastante frecuente en la adolescencia y tiene causas diversas. Cualquier tratamiento requiere tiempo y a lo largo de todo el periodo pueden surgir nuevos brotes.
Es importante que no se manipulen las lesiones y mantener una correcta higiene facial, que consta de tres pasos:
- Lavar: con agua tibia dos veces al día con un jabón suave no comedogénico.
- Tonificar: con productos sin alcohol.
- Hidratar: con cosméticos no comedogénicos una o dos veces al día que aporten una larga hidratación.
Tratamiento
El acné no desaparece de un día para otro. Para que el tratamiento sea efectivo, hay que tener paciencia, ser constante y seguir las recomendaciones del farmacéutico o el dermatólogo. Cada caso es diferente, por lo que el tratamiento debe individualizarse según el tipo de lesión, el sexo y otras características del paciente.
- Tratamiento tópico: en forma de geles, cremas… Podemos encontrar retinoides, peróxido de benzoilo, queratolíticos y quetorreguladores (alfahidroxiácidos, exfoliantes enzimáticos, compuestos con azufre, ácido salicílico…).
- Tratamiento oral: se fundamenta en tres ejes: antibióticos (ej. minociclina, eritromicina, doxiciclina…), retinoides (ej. isotretinoina) y terapia hormonal (ej. ciproterona).
Olor corporal
El olor corporal es debido a la fermentación de ciertos componentes del sudor. Esto, junto con los cambios hormonales que sufren los adolescentes, da lugar a un agrandamiento de las glándulas sudoríparas, que hacen que el adolescente sude más.
Las glándulas sudoríparas son las encargadas de producir sudor. Entre sus funciones está la termorregulación y formar parte del manto hidrolipídico. Existen dos tipos de glándulas sudoríparas:
- Apocrinas (mayoritariamente en axila, periné y pubis). La degradación de su secreción por parte de las bacterias superficiales de la piel es la que genera el mal olor corporal, que se descompone en amoniaco y ácidos grasos.
- Más abundantes y distribuidas por toda la superficie corporal.
La hiperhidrosis es un incremento en la producción de sudor, que puede ser local o difusa, y se debe a múltiples causas.
La bromhidrosis se debe a una alteración en la composición de las ceramidas del sudor, por lo que se produce un mal olor corporal. Puede ser debido a causas genéticas, medicamentos, alimentos, enfermedades como la diabetes, alteraciones del tiroides…
Tratamiento
Desodorantes: están destinados a atenuar, eliminar o enmascarar el mal olor corporal que resulta de la descomposición bacteriana del sudor.
Antitranspirantes: reprimen y controlan la sudoración. En este caso se utilizan sales de aluminio, que tienen propiedades bactericidas y luchan contra los microorganismos que descomponen el sudor, y también son astringentes, por lo que ayudan a reducir la secreción del sudor.
En los casos en los que estos tratamientos no respondan, se valorará por parte del médico especialista el uso de otras opciones como iontoforesis, tratamientos orales, toxina botulínica, cirugía…
Consejos
- Higiene diaria con agua y jabón, además de la aplicación de un desodorante.
- Usar ropa de algodón y evitar las fibras sintéticas.
- Utilizar calzado adecuado a la actividad a realizar y fabricado con materiales naturales que faciliten la transpiración. También se puede ayudar con algún preparado absorbente que neutraliza el mal olor del calzado. Pueden aparecer reacciones alérgicas o irritaciones por el uso de este tipo de productos, por lo que no debe abusarse ni de la cantidad aplicada ni del número de aplicaciones.
- Mantener bien depilada la zona axilar.
- Evitar picantes, alcohol, ajo y cebolla.
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