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Pie zambo, anomalía congénita del recién nacido

Cada año nacen en el mundo aproximadamente 120.000 niños con pies zambos. Esta patología afecta a los músculos, tendones y ligamentos de toda la pierna, lo que hace que el pie tenga una posición en punta (equino) y con la planta girada hacia adentro (varo). El pie zambo, también conocido como pie equinovaro, es una malformación del pie presente en el momento del nacimiento. En España, la tasa de incidencia es de un caso por cada 1.000 nacimientos y la cantidad de niños afectados duplica al de niñas.

Aunque no se conocen del todo las causas de esta malformación, se cree que puede haber un componente genético, ya que parece ser hereditario. Suele afectar mayormente el pie derecho, aunque en la mitad de los casos la malformación es evidente en ambas extremidades. Los expertos aseguran que, si se trata a tiempo, durante las dos primeras semanas posteriores al nacimiento los resultados serían muy buenos.

Ignacio Ponseti fue un médico español, especializado en Ortopedia, que tras la Guerra Civil se convirtió en miembro del cuerpo docente y médico practicante en la Universidad de Iowa (EE UU) donde desarrolló el tratamiento del pie equinovaro que ha recibido su nombre. Actualmente, el Método Ponseti ha sido considerado como el mejor tratamiento existente para los niños nacidos con esta malformación.

Antes esta malformación se solía tratar con cirugía, pero ahora la gran mayoría de los expertos optan por el tratamiento de Posenti, que se basa en dos fases:

  1. La fase del escayolado: se suele iniciar cuando el bebé tiene una o dos semanas de vida. El bebé llevará una serie de escayolas, entre cinco y siete, a lo largo de unos meses, con el objetivo de ir moviendo el pie de forma gradual hacia la posición correcta.
  2. La fase de la férula ortopédica: cuando el pie del bebé haya alcanzado su posición correcta, se le coloca una férula para asegurarse que el pie permanezca en esa posición.

Como bien explica César Galo García Fontecha, traumatólogo infantil del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, a través de este vídeo, “si colocamos correctamente los yesos y los padres son disciplinados a la hora de colocar las botas cada noche, en el 97% de los casos conseguimos unos pies perfectos, sin deformidad residuales y con una función absolutamente normal. El niño podrá hacer cualquier tipo de actividad como si no hubiese tenido la deformidad”. Además, puntualiza que “en ocasiones, el pie es un poquito más pequeño que el pie sano, suele ser un número menos de calzado y la pantorrilla es un poquito más delgada que la pantorrilla normal, pero si no colocamos bien los yesos o si los padres no son muy disciplinados a la hora de colocar las botas cada noche, hasta los 4 años de edad,  podemos encontrar una residuidad de la deformidad, el pie vuelve otra vez a colocarse en la posición inicial y necesitamos o realizar otra vez el tratamiento o realizar intervenciones quirúrgicas para corregir la deformidad”.

En definitiva, la mayoría de los expertos coinciden en que el método de Posenti es un tratamiento con muy alto porcentaje de éxito, en el 97% de los casos los pies del niño estarán libres de malformaciones y podrán realizar una vida totalmente normal. El éxito del tratamiento radica en seguir las indicaciones del traumatólogo y ortopedista, ser constante y muy disciplinados. De esta manera, se conseguirá buenos resultados.

 

Ana Quevedo Suárez

Periodista del departamento de Comunicación del COFM

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