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Pacientes con depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia: ¿Cómo actuar en la oficina de farmacia?

La elevada prevalencia y morbimortalidad de la depresión, del trastorno bipolar y la esquizofrenia, unidas a la interferencia en la vida de las personas que los padecen, hacen que estos trastornos sean un importante problema de salud pública. Algo que ha quedado patente en el Día Mundial de la Salud Mental que se celebra hoy.

A pesar de la implantación de Planes de acción en salud mental y los impulsos de numerosas organizaciones sanitarias se siguen detectando aspectos relevantes como el infradiagnóstico, una deficiente adherencia terapéutica o la estigmatización de estos pacientes con considerables consecuencias sobre su salud.

Laura Reyes Molón, psiquiatra en el Centro de Salud Mental de Chamberí-Carabanchel de Madrid, explica que “la falta de adherencia a las recomendaciones terapéuticas, incluyendo las farmacológicas, son un problema omnipresente en medicina, y se relaciona negativamente con el pronóstico de la patología y la calidad de vida. Pueden influir las características de la propia patología (como la gravedad de los síntomas, la presencia de comorbilidad o la fase del trastorno en la que nos encontremos), el momento del ciclo vital de la persona al debutar el trastorno (más dificultades en edades extremas), el  afrontamiento por parte del paciente (como negación del problema, minimización de la gravedad, actitudes hacia la medicación), el posicionamiento de la familia (presencia de comentarios críticos, nivel de apoyo), factores ligados al tratamiento (polifarmacia, reacciones adversas) y calidad de la relación terapéutica. Son sólo algunos ejemplos de factores que pueden subyacer en la baja adherencia, pero reflejan la complejidad del problema”.

 

El trabajo conjunto de los profesionales sanitarios es primordial para contribuir a cambiar este paradigma, y para ello, la formación es clave.

Desde Ágora Sanitaria, plataforma de formación online avalada por los Colegios Oficiales de Farmacéuticos de Madrid y Barcelona, han lanzado la VIII edición del curso en el que médicos y farmacéuticos enseñan a abordar estos trastornos: “Pacientes con depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia: ¿Cómo actuar en la oficina de farmacia?”.

María Puy Heredia Ochoa, doctora en Farmacia y farmacéutica titular de oficina de farmacia, explica que “los farmacéuticos tenemos una posición privilegiada dentro del entramado sanitario. Estamos próximos al domicilio de los pacientes, conocemos, en la mayor parte de los casos, su entorno familiar y dado que sus tratamientos son largos, sus visitas a la farmacia suelen ser recurrentes. Todos estos factores son un medio de cultivo perfecto que nos brinda la oportunidad de contribuir en la prevención y detección precoz de estas patologías y de las recaídas. Asimismo, podemos apoyar la evolución clínica, la mejora de la adherencia, la promoción de hábitos de vida saludables, y facilitar la comprensión y el manejo del trastorno, tanto por parte del paciente como de su familia. Por otro lado, podemos influir significativamente en desmontar los arraigados estereotipos que persiguen a todas las enfermedades mentales y que en muchas ocasiones dificultan la llegada de los pacientes a los profesionales sanitarios y consecuentemente, a los tratamientos.

Un estigma “cinematográfico”

El cine y la literatura han contribuido a desfigurar la imagen de estos pacientes. Se les describe como personas sin empatía, y muy agresivas. “Sin embargo, las estadísticas describen que ese perfil de paciente es minoritario. Por tanto, es importante que el farmacéutico revise sus propios prejuicios acerca de los trastornos mentales y luche contra los estereotipos sociales contra estas enfermedades. La formación específica acerca de los problemas de salud mental es una manera de cambiar nuestra mirada sobre ello”, sostiene Heredia.

 

Afrontar las recaídas

Las recaídas son un factor importante por la frustración que supone para el paciente. “La farmacia es el lugar donde el paciente vuelve de forma recurrente a retirar su medicación. Deberíamos hacerle ver ese espacio un ámbito donde puede resolver sus dudas e incertidumbres. Por ello, ofrecerles seguimiento es vital. Debemos acompañarlos en todo su proceso terapéutico, tanto al inicio del tratamiento para fomentar la adherencia terapéutica como en el trascurso de la enfermedad para evitar las recaídas.

Como en cualquier relación terapéutica, lo prioritario es que el paciente se sienta escuchado, apoyado y comprendido. “En muchos casos, el estigma que rodea estas patologías incita a los pacientes a buscar ayuda o información en redes sociales, donde los contenidos no tienen ningún rigor científico. Es básico que nos vean como profesionales cercanos en los que pueden confiar y que les trasmitamos una correcta información desde una posición motivadora, respetando siempre su autonomía, huyendo de actitudes paternalistas. El paciente debe percibir que los farmacéuticos como profesionales sanitarios son los que mejor le van a asesorar (independientemente de todas las opiniones que escuchen en su entorno)”, añade Heredia Ochoa.

 

Relación médico-farmacéutico

La accesibilidad y la cercanía del farmacéutico, así como el conocimiento estrecho del contexto familiar y social de la persona, aporta una visión global y aumenta la garantía de la continuidad de los cuidados. “Me parece fundamental su labor en cuestiones tan trascendentes como la prevención primaria, la desestigmatización y la detección precoz de los trastornos mentales, así como en la orientación a la ayuda y apoyo a la adherencia una vez constituidos, o finalmente el acompañamiento en la cronicidad si la hubiere”, sostiene Reyes Molón.

Farmacéuticos y médicos trabajan en ámbitos complementarios, “y junto con otros profesionales sanitarios y del sector social, atendemos diversas necesidades del paciente. La elevada carga de trabajo que ambos tenemos dificulta en gran medida nuestra coordinación. Esto puede generar ideas erróneas acerca del tipo de asistencia del otro profesional y sentirnos muy distanciados, cuando en realidad formamos parte del mismo engranaje de la red del paciente. Fomentar espacios de encuentro puede facilitar la cooperación. Habilitar vías de comunicación ágiles puede resultar gratificante y aliviar la sensación de presión ante la responsabilidad que tenemos con las personas atendidas, ¡no estamos solos!”, añade Reyes Molón.

La Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud para el periodo 2022-2026, recientemente publicada, “es sensible a esta necesidad, y contempla impulsar la colaboración estrecha y coordinada en las intervenciones entre todos los ámbitos implicados en salud mental, “así como promover la creación de canales de comunicación entre instituciones, sectores y profesionales para facilitar una coordinación eficaz y unificada”.

 

Formación esencial

¿Qué va a aportar este curso de Ágora Sanitaria a los farmacéuticos? “Pretendemos adentrar al farmacéutico en las características principales de tres trastornos psiquiátricos frecuentes. El estudio profundo de las patologías y de las estrategias terapéuticas más comúnmente utilizadas para su tratamiento, nos permitirá dar un consejo farmacéutico fiable y basado en la evidencia. Sin embargo, el elemento diferenciador de esta formación se basa en aprender a comunicarnos adecuadamente con este tipo de pacientes. Para ello, se estudiarán estrategias de comunicación que podremos incorporar en nuestra rutina asistencial diaria, tanto para indagar en los miedos del paciente y sus familiares, como para dar respuesta a todas aquellas incertidumbres que le surjan dentro de su proceso terapéutico”, concluye Heredia Ochoa.

 

El curso incluye además una guía cuyo objetivo es proporcionar al farmacéutico un instrumento útil para una completa atención a estos pacientes y sus familias.

 

Más información: Ágora Sanitaria

 

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