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Onicofagia: el enigma de morderse las uñas

El término onicofagia procede del griego ‘onico’ (uña) y ‘fagia’ (comer) y significa literalmente ‘comerse las uñas’. Se trata de un hábito compulsivo por el que la persona que lo sufre se come las uñas de las manos. Afecta tanto a hombres como a mujeres y no solo se trata de un problema estético, sino también de un problema de salud que puede provocar la pérdida total de la uña, heridas en los dedos, labios o encías, alteraciones dentales o el desarrollo de varias infecciones.

 

Por qué nos mordemos las uñas

La onicofagia tiene un origen nervioso o ansioso. Sin duda, este trastorno esconde detrás un problema de ansiedad o estrés, aburrimiento, nerviosismo e incluso de inseguridad. Morderse las uñas es un patrón de conducta que se inicia en la niñez y en la adolescencia, pero que puede llegar a la edad adulta. Las personas que se muerden las uñas lo hacen para rebajar dicha ansiedad, piensan que algo placentero reducirá la carga ansiosa y, de esta manera, entran en un círculo vicioso que termina por convertirse en una rutina.

 

El 20% de la población se muerde las uñas

Un estudio indica que este desorden afecta aproximadamente a un 20-30% de la población mundial, sin importar la edad, y que puede conducir a problemas psicosociales significativos y tener un impacto negativo en la calidad de vida.

Según expertos, cuando este trastorno aparece en la niñez suele estar relacionado con estados de ansiedad o angustia provocados generalmente por situaciones de tensión emocional debido a conflictos en el entorno del niño, bien por motivos escolares o familiares.

Los principales riesgos a los que se exponen las personas que se muerden las uñas son:

1.- Cambios en la morfología de la uña (de menor tamaño, acortadas, de superficie rugosa y más finas).

2.- Alteraciones en la coloración.

3.- Inflamación de la piel que rodea a la uña (que se vuelve roja y edematosa o hinchada).

4.- Infección secundaria por bacterias, hongos y virus.

5.- Problemas en las encías, los dientes o en la flora bacteriana de la boca.

 

Cómo dejar de morderse las uñas

Existen muchas técnicas para dejar de morderse las uñas, como masticar chicle, usar ciertas lacas de uñas de sabor desagradable, usar guantes, tiritas o uñas postizas, entre otras. Sin embargo, los especialistas aconsejan que si con estas técnicas la persona no consigue abandonar este hábito involuntario, es importante acudir a un profesional en psicología para tratar el problema de una forma más profunda.

En los casos extremos, se requiere de un trabajo médico en equipo, ya que es necesaria la atención de un psicólogo o psicoterapeuta que trabaje en las causas del hábito, un dermatólogo que repare los posibles daños ocasionados en las uñas, las cutículas o la piel, y un odontólogo en caso de que el problema esté afectando también a los dientes.

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