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¡Mucho cuidado con las víboras!

Un viejo cuento popular habla de la historia de un ratón que mirando por un agujero en la pared vio al granjero y su esposa abriendo un paquete. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera. Inmediatamente fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: “¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!”. Seguidamente, uno por uno, advirtió a la gallina, al cordero y a la vaca para que tuvieran mucho cuidado. Todos despreciaron sus consejos, no les afectaba. Una noche la ratonera saltó, había atrapado a alguien. Acudió la esposa del granjero medio dormida a ver la presa y esta resultó ser una víbora que la mordió en la mano. La mujer se puso muy enferma y el granjero mató a la gallina para hacerla un caldo. Como no mejoraba vinieron sus parientes a visitarla y el granjero sacrificó al cordero para darlos de comer. Finalmente la pobre mujer falleció, casi una multitud acudió al entierro y el granjero tuvo que matar a la vaca para atenderlos a todos. La moraleja es bien simple, todos los habitantes de la granja están interrelacionados.

El mundo de los medicamentos se parece mucho a la granja de este cuento. En estos momentos, las Administraciones agobiadas por la bajada en la recaudación de impuestos y los problemas que encuentran para financiar prestaciones básicas como la farmacéutica, han perfeccionado las “ratoneras”, que llevan años utilizando, para controlar el incremento de ese gasto. Los precios de los medicamentos han bajado a niveles irrisorios e incluso tienen preparado un nuevo Real Decreto de Precios de Referencia para mediados de año. La industria innovadora está preocupada por las demoras en la aprobación de comercialización de nuevas moléculas; los fabricantes de genéricos se muestran agobiados por la competencia asiática y las fórmulas de subasteo; los fabricantes de medicamentos publicitarios reclaman nuevas desfinanciaciones; la distribución padece la competencia desleal de agentes ajenos que no cumplen los requisitos que a ella le exigen y las oficinas de farmacia se encuentran desesperadas por la pérdida de rentabilidad a la que en muchos casos se suma el retraso de los pagos por parte de las Comunidades Autónomas. ¡Uf!, la “ratonera” es peligrosa, pero afecta más a otros, piensa cada uno de estos agentes para sus adentros. Pues mucho ojo, que puede llegar una mala víbora y todo se enreda de la peor manera.
En la imagen, la víbora “vipera xanthina”, también conocida como víbora de la costa o víbora otomana. Original del oriente de Grecia y de la Turquía europea. Llega a medir entre 70 y 95 cm, es carnívora y se alimenta principalmente de roedores, aves y lagartos.

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