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Movimientos antivacunas, un desafío creciente para la inmunización global

En los últimos años, los movimientos antivacunas están creciendo en el mundo de manera alarmante y están poniendo en riesgo no solo a los propios hijos de quienes los siguen sino al resto de la sociedad. Porque cuanto mayor es el número de personas sin vacunar, menor es la protección del grupo y resulta más probable transmitir la enfermedad.

La controversia generada por este movimiento no es nueva y no pasaría de simple anécdota de no responder a las peores expectativas de los epidemiólogos y expertos de todo el mundo. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado su preocupación y ha puesto en marcha una campaña  para  concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de cumplir con los calendarios de vacunación.

Según estimaciones de la organización internacional, uno de cada cinco niños en el mundo no recibe las vacunas rutinarias y anualmente un millón y medio mueren por enfermedades contra las que podrían haber sido vacunados. Al respecto, el asesor de la OMS en materia de vacunas Philippe Duclos llama la atención sobre dichos movimientos, de los que dice “son un desafío creciente para que se alcancen los objetivos de inmunización, pese a la disponibilidad de vacunas”.

Los argumentos utilizados por esta corriente para justificar no vacunar a sus hijos son variados y chocantes. Entre los  diferentes efectos adversos mencionan el autismo o el colapso del sistema inmunitario del bebé, razones todas ellas refutadas por la OMS en una página web dedicada a desarmar las leyendas negras contra las vacunas.

Aunque el movimiento antivacunas en España no tiene la fuerza que posee en el mundo anglosajón, el reciente fallecimiento de un niño de 6 años en Olot por difteria, enfermedad que contrajo por no estar vacunado, ha suscitado el debate  entre las instituciones y sociedades sanitarias. Al respecto, la Asociación Española de Vacunología ha publicado un argumentario a favor de las vacunas con el epígrafe “Se trata de ciencia no de Creencia” donde repasa todas las cuestiones que defiende esta corriente.

Mientras que España empieza a debatir, al otro lado del Atlántico ya han comenzado a legislar para controlar este problema. Concretamente, el Senado de California ha aprobado una ley para limitar las razones por las que una familia puede decidir no vacunar a sus hijos. La ley promulgada el pasado mes de abril, responde a la situación provocada por un brote de sarampión originado en Disneyland, que llegó a contagiar a más de 100 personas, la mayoría sin vacunar.

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