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Los medicamentos y las comidas no siempre se llevan bien

¿Sabía que algunos medicamentos ingeridos con ciertos alimentos pueden reducir su acción terapéutica? Seguramente no, pero lo cierto es que sí, por eso determinados fármacos deben tomarse solos o con agua, otros nunca deben mezclarse con leche o derivados lácteos, algunos tienen que ingerirse junto con la comida y otros es preferible tomarlos con el estómago vacío.

 

A la hora de seguir un tratamiento médico es conveniente saber si los medicamentos que han sido recetados pueden ser incompatibles con determinados alimentos. Pese a que la gran mayoría de fármacos pueden ser absorbidos por el organismo sin problemas, en algunos casos la combinación de ciertas sustancias alimentarias con componentes farmacológicos específicos puede propiciar reacciones adversas. Incluso, pueden llegar a resultar tóxicos, en especial en pacientes con enfermedades cardiovasculares, diabéticos o ancianos.

Lo que se debe tener claro es que cuando el médico recomienda tomar el medicamento antes de las comidas quiere decir que hay que tomar el fármaco unos 20 minutos antes de empezar a comer. En caso de que diga después de la comida, hay que tomarlo pasados unos 20-30 minutos después de comer. En el supuesto caso de que nos diga en ayunas o fuera de comidas, hay que tomarlo media hora antes o dos horas después de comer. En los casos en que se recomienda tomar el medicamento  con las comidas quiere decir que se puede tomar inmediatamente antes de comer, durante o al final de la comida. También se puede dar el caso de que se tenga que tomar cada 8 horas.  Por lo tanto, habría que mantener un horario fijo para respetar esa posología.

Estas importantes exigencias obedecen a que ciertos alimentos pueden interferir en la manera en que el estómago y el intestino absorben el medicamento,  retardándola o disminuyéndola. Este es el motivo por el cual algunos medicamentos deben tomarse con el estómago vacío, una hora antes de comer o dos horas después de comer. Además, algunos medicamentos son más fáciles de tolerar cuando se toman con comida.

Por todo ello, siempre que haya dudas sobre la posología correcta hay que preguntar al médico o al farmacéutico si es correcto tomar el medicamento con una comida o si debe ingerirse con el estómago vacío.

En la actualidad,  los prospectos incluyen recomendaciones y advertencias sobre los medicamentos con el fin de prevenir efectos no deseados y hasta perjudiciales. Sin embargo, hay muchas personas que hacen caso omiso de estos consejos, poniendo de esta manera en riesgo su salud o restando al medicamento sus efectos. Además, es frecuente que en los prospectos se detalle si las propiedades del fármaco pueden verse afectadas por la ingesta de alcohol, sobre todo si se trata de antibióticos.

Las interacciones alimentarias más frecuentes son:

  1. El ajo: potencia el efecto de los anticoagulantes
  2. Café o té: en exceso pueden impedir la absorción del hierro
  3. Zumos:  algunos pueden alterar ciertos antihipertensivos
  4. Leche y queso: reducen la efectividad de ciertos antibióticos

Existe un amplio consenso sobre la importancia de que los  profesionales sanitarios estén familiarizados con las interacciones entre fármacos y nutrientes, y que además reciban una educación continuada con el objetivo de optimizar la terapéutica y mantener un estado nutricional adecuado del paciente.

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