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Medicamentos anticonceptivos, solo bajo prescripción médica

Una encuesta realizada en 2018 entre las mujeres españolas de edad fértil, muestra que casi un 40% utiliza un método anticonceptivo prescrito por su médico, pero casi un 20% lo usa por informaciones no profesionales ni cualificadas, procedentes de consejos de amigos, conocidos, redes sociales o medios de comunicación.

Los medicamentos anticonceptivos hormonales, actúan suprimiendo la producción de determinadas hormonas responsables de los mecanismos de fertilidad de la mujer, específicamente sobre el proceso de ovulación y fecundación del óvulo. La mayoría de los medicamentos disponibles incorporan dos tipos de sustancias de tipo hormonal: los estrógenos y los progestágenos o progesteronas.
Actualmente, existe una gran variedad de posibilidades adaptadas a las circunstancias de cada paciente, como su edad o el haber tenido hijos o no, entre otras.
CONTROL Y ANALÍTICA
Es importantísimo tener en cuenta que el uso de los medicamentos anticonceptivos y su tipo debe ser determinado por el médico, no debe ser una elección individual de la persona o por recomendación de un tercero. Estos medicamentos implican posibles riesgos que deben ser valorados y controlados periódicamente por un médico o ginecólogo. Normalmente, antes de comenzar un tratamiento, el médico realizará un estudio completo, incluyendo una analítica, y valorará los antecedentes personales y familiares. Así, en las mujeres con colesterol o lípidos altos, diabéticas, con problemas de circulación sanguínea o con depresión se debe hacer un seguimiento especial. Una vez que se inicie un tratamiento, el farmacéutico informará sobre cualquier duda que pueda tener la persona cuando acuda a la farmacia a retirar su medicación o incluso ante cualquier eventualidad, como el olvido de una toma.
TIPOS DE MEDICAMENTOS
Los diferentes tipos de medicamentos más comúnmente utilizados son los comprimidos tomados diariamente en formato de 21 o 28 comprimidos, el anillo de colocación vaginal o los parches de aplicación en la piel. También existen inyecciones musculares, implantes subcutáneos y los dispositivos intrauterinos con medicamento, aunque su uso es más limitado.
Los comprimidos orales se deben tomar cada día y suelen ser una combinación de dos componentes, un estrógeno y un progestágeno. Pueden ser de dosis fijas y administrados 21 días o de dosis variables de estrógeno y progestágeno, adaptados a los estados de fertilidad que se producen durante el ciclo. Algunas presentaciones tienen 28 comprimidos, ya que, además de los 21 comprimidos con principios activos, contienen 7 comprimidos inertes o sin principio activo para los 7 días del ciclo menstrual y así no interrumpir el hábito de toma o adherencia. El estrógeno más utilizado es el etinilestradiol. Las investigaciones en este campo han logrado que se disminuya la dosis inicial utilizada de 50 microgramos a 30, incluso a 20, consiguiendo prácticamente la misma eficacia. Los progestágenos más usados son levonorgestrel y ciproterona, desogestrel o drospirenona, como más recientes. Estos últimos no presentan lo que se define como actividad androgénica, es decir, que pudieran causar efectos masculinizantes, como pueden ser la seborrea, el acné o la aparición de vello.
El anillo vaginal es un sistema cada vez más usado. Se trata de un anillo de un material plástico, suave, flexible y transparente cuyo efecto se basa en la liberación prolongada y continua del componente activo que lleva impregnado. El anillo se mantiene colocado durante 3 semanas, periodo tras el que se extrae, dejando una semana de descanso que coincide con el periodo menstrual. Tiene la ventaja de que no necesita la toma diaria de comprimidos, evitando olvidos, y el inconveniente de posibles molestias o expulsiones espontaneas.
Los parches transdérmicos se colocan en una zona de la piel sana e intacta, sin vello y seca, como, por ejemplo, en zonas de los muslos, abdomen o parte exterior del brazo, a ser posible en un lugar donde no roce con la ropa. Cada parche consecutivo debe ponerse en un sitio diferente de la piel para evitar una posible irritación y se debe asegurar que quedan bien pegados, presionándolo bien. Se utiliza un parche semanal durante tres semanas y descansando también durante la semana del periodo. Presenta la ventaja de la comodidad de utilización y aplicación, teniendo una eficacia comparable a los demás métodos.

 

Texto: Oscar López, vocal de Oficina de Farmacia del COFM

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