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Mascarilla y vacunas, el mejor binomio frente a la alergia primaveral

Tras las lluvias y el frío de este invierno, se da paso a la ansiada llegada de la primavera que trae consigo el buen tiempo, pero no todo es alegría, debido a la temida aparición de las alergias, especialmente la del polen que, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), serán más intensas que las del año pasado por culpa de las nieves de ‘Filomena’, aunque gracias al uso de mascarillas ayudará a atenuar los efectos. Es importante recordar que, la norma europea UE EN 149 indica que la mejor opción para los alérgicos es usar la mascarilla anti-polen FFP2. Con este tipo de mascarilla, siempre que se use de forma correcta, se evitará inhalación de estos alergénicos.

Varios estudios confirman que el cambio climático está provocando alteraciones en los periodos de floración de algunas plantas, motivo por el que el polen se genera antes, lo que conlleva un aumento de los casos de alergias. Debido a la pandemia COVID-19, este año los alérgicos deberán estar más pendientes, ya que su patología podría agravarse porque las vías respiratorias de las personas alérgicas son más susceptibles a las infecciones respiratorias, especialmente las víricas, por lo que se recomiendan que extremen las precauciones para evitar complicaciones.

Actualmente, en España hay en torno a 8 millones de alérgicos al polen, cifra que va en aumento con el paso de los años y, dependiendo de la zona donde se viva, será de mayor o menor intensidad. Pero, sin duda, son las gramíneas las responsables de estas alergias en cerca de 7 millones de personas en nuestro país.

Los últimos datos de SEAIC indican que el nivel de intensidad de la alergia al polen para esta primavera será más elevado en Andalucía, moderado en todo el centro peninsular y leve en el resto de España. En general, las alergias que se registran en primavera son, en la mayoría de los casos, reacciones a los granos de polen de las gramíneas, familia de plantas herbáceas que comprende el trigo, el maíz, la cebada y la avena; plantas como el olivo, arizónica y plátano de sombra, entre otras especies.

Además, la Red Palinológica de la Comunidad de Madrid (Red Palinocam) actualiza diariamente en la web http://www.comunidad.madrid/servicios/salud/polen la información sobre los valores de polen analizados, así como los boletines con predicción a corto plazo de los tipos de polen que provocan más alergias: gramíneas y olivo.

Por otro lado, y ante las dudas surgidas por los alérgicos al polen, los expertos aclaran que si se tienen que vacunar contra la COVID-19, en el caso de que se estuviese padeciendo síntomas de alergia de cierta intensidad, se debería posponer dicha cita y hacer uso de la medicación prescrita para combatir sus síntomas de alergia, pudiendo vacunarse cuando estuviese con síntomas leves o asintomática.

En este mismo sentido, se aclara que las vacunas para tratar las alergias no son incompatibles con las vacunas frente a la COVID-19 y aconsejan, al igual que con otras vacunas, esperar unos días entre las dosis de ambas vacunas. También recomiendan dejar pasar de 7 a 10 días entre la vacuna frente a la COVID-19 y la vacuna de la alergia, dando preferencia a la vacunación contra la COVID-19.

Cabe recordar que, si después de vacunarse surge algún tipo de reacción, se debe informar al personal sanitario que nos haya administrado la vacuna COVID-19 y, si lo consideran necesario, se derivará a un Servicio de Alergología de forma preferente antes de recibir la siguiente dosis de vacuna.

 

Texto: Ana Quevedo Suárez, periodista del departamento de Comunicación del COFM

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