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Lo que debes saber de la escarlatina

La escarlatina o fiebre escarlata es una enfermedad contagiosa producida por estreptococos betahemolíticos del grupo A que producen una toxina que es la desencadenante de una erupción en la piel. El periodo de incubación es entre 2 y 5 días y afecta a niños y adolescentes.

¿Cómo se contagia?

Se contagia por contacto directo de persona a persona por vía respiratoria a través de las secreciones emitidas en los estornudos, la tos o la saliva. Penetra en el organismo a través de la mucosa de la nariz y de la boca.

¿Cuáles son sus síntomas?

Se caracteriza por fiebre, dolor de cabeza y garganta, pérdida de apetito, dolor abdominal, ocasionalmente vómitos y erupción cutánea. Las papilas gustativas aumentan de tamaño provocando lo que los médicos llaman “lengua de frambuesa”. La erupción cutánea se caracteriza por puntitos muy juntos de color rojo, que al tacto resulta rugoso, lo que le da la característica de piel de “papel de lija”. Aparece de 12 a 48 horas después de que empiece la fiebre. Se inicia en la nuca y el pecho y se extiende por todo el cuerpo. Esta erupción es la que diferencia la escarlatina de una simple amigdalitis.

¿Cómo se diagnostica?

Los síntomas, la erupción característica y la presencia de la bacteria en el frotis faríngeo hacen posible el diagnóstico.

¿Cómo se trata?

Se trata con antibióticos y antitérmicos.

Los síntomas desaparecen de 24 a 48 horas después de empezar el tratamiento. Si no se trata pueden aparecer complicaciones como otitis media, sinusitis, neumonía, glomerulonefritis o fiebre reumática.

El niño deja de ser contagioso cuando la fiebre desaparece y ha recibido el antibiótico durante más de 24 horas.

Cuando las erupciones desaparecen es normal la presencia de descamación tanto en la cara como en las manos.

No existe una vacuna específica para prevenir la escarlatina.

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