La investigación en farmacia
Nuestra sociedad tiende al envejecimiento y a la dependencia. Estamos observando un aumento de las enfermedades crónicas, asistimos a cambios en los hábitos alimenticios, estilo de vida y nos preocupa la salud mental. Por otra parte, los avances en biomedicina siguen un ritmo creciente vertiginoso. Todo ello está modificando las necesidades sanitarias.
Afrontar los desafíos sanitarios requiere dirigir nuestro foco a la investigación, pues, a través de ella, trazaremos las estrategias eficaces para preservar la salud global.
España no lo está haciendo nada mal, ya que según los datos de la última encuesta sobre investigación y desarrollo (I+D) en la industria farmacéutica realizada por Farmaindustria, las cifras de inversión en I+D de medicamentos por parte de la industria farmacéutica en 2022 alcanzaron un nuevo máximo histórico en España, siendo el mayor incremento de los últimos 15 años.
La Farmacia es una profesión sanitaria asistencial que forma parte del conjunto de otras que atienden a las necesidades de salud de la población. Los farmacéuticos, dentro de sus diversos ámbitos profesionales (industria, distribución, análisis clínicos, docencia, salud pública, investigación científica, etc.), realizan una labor sanitaria en favor de la población.
La investigación en el campo de la salud se ha basado mayoritariamente en la realización de estudios de tipo cuantitativo, con el objetivo de medir o cuantificar de forma objetiva hechos basados en una hipótesis concreta. También los estudios cualitativos han surgido en base a la necesidad de dar respuesta a nuevas preguntas generadas en la práctica clínica y que se responden mediante datos descriptivos.
Como dijo William Thomson Kelvin, físico y matemático británico (1824 – 1907): «Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre».
Además de los ensayos clínicos o los estudios de investigación de gran envergadura realizados por equipos de trabajo, las pequeñas investigaciones realizadas por farmacéuticos de manera individual o en pequeños equipos, desempeñan un papel crucial en el avance de la ciencia farmacéutica. Las contribuciones realizadas por los farmacéuticos, que a través de su quehacer diario detectan y manejan interacciones en pacientes polimedicados, mejoran la estabilidad de las fórmulas magistrales, optimizan procesos, supervisan los efectos adversos de la medicación, aconsejan acerca de hábitos saludables, intervienen para garantizar la salud ambiental, participan en programas de cribado, etc, aunque puedan parecer modestas, la suma de todas estas investigaciones fortalece la base de conocimientos, facilitan la práctica clínica y elevan los estándares de la atención farmacéutica. Todo ello repercute en la mejora de la seguridad y eficacia de los tratamientos de los pacientes.
El hecho de registrar, medir, contrastar, evaluar, publicar y compartir los resultados de las investigaciones basadas en el método científico entre la comunidad farmacéutica, permite que la ciencia y el conocimiento avancen.
La investigación en disciplinas como dermofarmacia, fitoterapia, ortopedia, análisis, etc, son áreas de conocimiento donde el farmacéutico tiene mucho que aportar, beneficiando tanto a los farmacéuticos como a los pacientes.
Ya lo citó Aristóteles en el segundo libro de la Metafísica: “El estudio acerca de la Verdad es difícil en cierto sentido, y en cierto sentido fácil. Prueba de ello es que no es posible ni que alguien la alcance plenamente ni que yerren todos, sino que cada uno logra decir algo acerca de la Naturaleza. Y que, si bien cada uno en particular contribuye a ella poco o nada, de todos conjuntamente resulta una cierta magnitud”.
Lo que cada cual en particular añade al conocimiento de la verdad puede parecer poca cosa, pero la unión de todas las ideas presenta importantes resultados, mostrando que esos pequeños estudios suponen una contribución en la búsqueda.
Inmaculada Castillo Lozano
Coordinadora de Proyectos de Colegiados del COFM
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