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¿Influye la sanidad en el voto? ¿Y la farmacia?

En torno a la primera cuestión, Fuinsa organizó un interesante coloquio que reunió a políticos, pacientes, periodistas y profesionales sanitarios, incluido el presidente del COFM, Luis González Díez. Y nos hemos preguntado: ¿y la farmacia? ¿Influye también en el voto de los ciudadanos?

Si hay que destacar una coincidencia del debate celebrado en la Asociación de la Prensa Madrileña, esta podría ser que la sanidad no suele dar votos pero sí quitarlos. Qué duda cabe que se trata de una frase hecha que los políticos suelen aplicar a la sanidad española. Pero ¿con qué intención? Entendemos que para subrayar que hay unos principios básicos del modelo que son casi inamovibles y que constituyen una conquista de la sociedad española.

Cualquier cambio que se quiera introducir en este sentido exige, por lo tanto, ir con pies de plomo y disponer de un alto grado de consenso social y político para salir bien parado en el intento.

Dicho esto también hay que reconocer que la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud exige tomar medidas para cambiar lo que no funciona y preparar el modelo ante los retos que impone el cambio demográfico o tecnológico, entre otros. La inacción política en este terreno no es ninguna opción porque supone una condena del modelo que se pretende defender.

Viene esto a cuento para preguntarnos si hay también principios incuestionables en la farmacia. Creemos que sí. Y por eso nos siguen causando perplejidad los ataques dirigidos contra el modelo por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

En el caso de la farmacia, estos pilares los garantiza el actual modelo regulado de farmacia: garantizamos accesibilidad y cercanía, equidad a todos los ciudadanos, calidad profesional y sin esperas. Hemos visto recientemente cómo todos los portavoces políticos, con el Ministerio de Sanidad a la cabeza, han salido rápidamente a cuestionar las propuestas del informe de Competencia para defender un modelo que garantiza el servicio sanitario que menos quejas recibe.

Las farmacias madrileñas dispensan así 97 millones de recetas y el número de reclamaciones recibidas afectó tan solo a 659 prescripciones. Es decir, al 0,00068 por ciento del total.  Si los ciudadanos no estuviesen contentos con el servicio que prestamos nos lo dirían. No hay que olvidar que por la farmacia pasan y se atienden cada día a dos millones de ciudadanos, según datos del Consejo, por lo que los farmacéuticos también tenemos una buena muestra poblacional para medir el grado de satisfacción de los ciudadanos con la sanidad.

Son buenas razones para aconsejar que si algo funciona bien, es mejor no tocarlo, porque ni lo entenderían los ciudadanos, ni tampoco los farmacéuticos.

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