Infecciones urinarias
Las infecciones del tracto urinario (ITU) son aquellas que ocurren cuando se introducen bacterias, generalmente de la piel o el recto, en la uretra e infectan distintos puntos del tracto urinario.
El tracto urinario incluye riñones, uréteres, vejiga y uretra. Y en función del punto del tracto urinario en el que ocurre la infección tiene diferentes nombres, sintomatología y pronóstico. Por ejemplo, si la infección es en la vejiga se denomina en cistitis que es la más común. Si es en los riñones, se denomina infección renal o pielonefritis, o si es en la uretra se denomina uretritis.
En pacientes con vías urinarias sin anormalidades anatómicas, la Escherichia coli es el patógeno más común, y en edad pediátrica representa > 80 a 90% de las infecciones urinarias.
Otros patógenos implicados con mayor frecuencia podrían ser Klebsiella, Proteus mirabilis, Pseudomonas aeruginosa, enterococos y los estafilococos coagulasa-negativos (p. ej., Staphylococcus saprophyticus).
En la uretritis la principal causa de infección es la transmisión sexual, y la Neisseria gonorrhoeae la causa más frecuente de uretritis en hombres.
En función de la zona afectada, los síntomas pueden variar. En el caso de infección vesical, los síntomas pueden estar ausentes, o incluir entre otros:
- Polaquiuria y tenesmo vesical o la necesidad de orinar con mucha frecuencia.
- Disuria, que es el dolor o ardor al orinar.
- Orina turbia o con sangre.
- Dolor abdominal inferior o dolor lumbar.
- Fiebre en algunos casos.
Si la infección se propaga a los riñones, pueden aparecer síntomas sistémicos e incluso producirse una sepsis. Se producen síntomas como:
- Escalofríos, temblores y sudoración.
- Piel ruborizada, enrojecida o caliente.
- Náuseas y vómitos, en ocasiones dolor abdominal intenso.
- Dolor en la espalda, costado o en la ingle.
- Cansancio, confusión.
En el tratamiento de estas infecciones, normalmente se requiere el uso de antibióticos. Es importante la elección racional de antibióticos, ya que existe un problema creciente de resistencias bacterianas a estos.
Otra alternativa de prevención para los pacientes con infecciones recurrentes son las autovacunas, que se preparan en diferentes laboratorios partiendo de bacterias muertas o atenuadas, o productos derivados de ellas.
El uso de las autovacunas frente a las infecciones de orina ha demostrado que reduce la frecuencia de estas hasta en un 75% en las mujeres que las usan en los 18 meses posteriores a su administración. Y de aparecer alguna infección de orina durante este tiempo, esta cursa con síntomas más leves.
Según diversos estudios, el zumo de arándano rojo representa una alternativa útil para la prevención de las ITU en determinados casos y es, además, un complemento coadyuvante o sinergizante reduciendo la necesidad del uso de antibiótico.
Hay una serie de factores que aumentan el riesgo de padecer infecciones de orina:
- Las infecciones urinarias son más comunes en mujeres y niñas, porque su uretra es más corta y está más cerca del recto que en hombres. Y en esto facilita la entrada de bacterias a las vías urinarias. Más del 50% de las mujeres tendrán al menos una infección urinaria en su vida, y se calcula que entre un 5-10% las sufren tres o más veces al año.
- Además, aumenta cuando hay cambios en la flora vaginal, por ejemplo, en momentos como menopausia, y menstruación.
- Es más común en niños pequeños y personas de edad avanzada.
- Mala higiene.
- Pacientes con infecciones anteriores.
- Problemas estructurales en el tracto urinario, estrechamiento, cálculos, agrandamiento de la próstata en hombres, por ejemplo.
- Incontinencia urinaria
- Algunas enfermedades como la diabetes, cirugías y algunas medicaciones.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros pacientes a prevenir las infecciones de orina?
- Orinar frecuentemente, y tan pronto como aparezca la necesidad, evitando la retención de orina.
- La educación de una higiene correcta, aprendiendo a limpiarse de delante a atrás en mujeres y niñas, evitando así la contaminación desde el recto.
- Consumo de líquidos para la limpieza de la uretra.
- Orinar después de mantener relaciones sexuales.
- Determinados anticonceptivos pueden aumentar el riesgo de infección.
- No usar duchas o desodorantes femeninos que pueden cambiar el pH y favorecer la infección.
- Uso de ropa interior de algodón y prendas sueltas, para evitar la humedad.
- Cambiar a menudo compresas y tampones, con una buena higiene de manos.
- Tener un cuidado extra en baños públicos.
- El uso de productos como cranberry o arándano rojo americano que está demostrado que ayudan en la prevención de la infección en determinados casos.
Cristina García-Agulló Pardo
Farmacéutica del Servicio de Información técnico profesional del COFM
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