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¿Golpe de calor o insolación?

¿Es lo mismo un golpe de calor que una insolación? Aunque se suele pensar que significan lo mismo, lo cierto es que se trata de dos trastornos diferentes, pero igual de peligrosos, debidos a un mal funcionamiento del sistema de regulación del calor en el cuerpo. Por ello, es necesario saber diferenciarlos para saber cómo actuar y cómo evitarlos. Hay que tener en cuenta que cualquier persona puede ser víctima de un golpe de calor o una insolación con la llegada de las altas temperaturas. Sin embargo, se debe tener especial cuidado con los niños, bebés, ancianos y mujeres embarazadas.

En el caso concreto del golpe de calor, es un trastorno más grave que la insolación. Está causado, normalmente, por estar expuesto durante mucho tiempo a altas temperaturas, es decir, de más de 40 grados centígrados. Requiere de tratamiento de urgencia, pues si no se trata de inmediato el paciente puede sufrir rápidamente daños en el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. Las consecuencias empeorarán cuanto más se retrase el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones aún más graves o la muerte.

Sus síntomas suelen ser pérdida de conocimiento, calambres, desmayo e, incluso, dificultad para hablar. Ante esta situación, es necesario evitar hacer ejercicio físico o cualquier actividad al aire libre entre las 13 y las 16 horas, horas en las que el calor suele ser más intenso.  Además, se aconseja llevar ropa ligera y blanca, así como también gorras y calzado que permitan traspirar con facilidad.

Si se sospecha que una persona puede estar sufriendo un golpe de calor, se aconseja buscar ayuda médica de inmediato, llamando al 112 o a cualquier otro número de teléfono de servicios de emergencia. Hay que tomar medidas de inmediato para enfriar a la persona afectada mientras espera el tratamiento de emergencia. Lo primero es intentar bajar la temperatura del cuerpo de la persona afectada, con hielo o con un baño de agua helada. Ofrecerle agua fresca hacer posible con una cucharadita de sal. Trasladar a la persona a un lugar fresco y ventilado. No administrar medicamentos antifebriles y evitar las bebidas alcohólicas e infusiones calientes.

En el caso de la insolación, la causa es la exposición prolongada al sol sin protección, cuando el cuerpo es incapaz de regular su temperatura y esta se eleva a niveles muy altos que pueden llegar incluso a dañar órganos importantes. La insolación puede ir precedida de un agotamiento por calor, que se produce cuando la pérdida excesiva de líquidos y sales minerales a través del sudor provoca una gran debilidad física. Los síntomas suelen ser: dolor de cabeza, sudoración abundante, cansancio, náuseas, visión borrosa y se puede llegar a perder el conocimiento.

Ante esta situación, se recomienda trasladar al enfermo inmediatamente a un lugar fresco y ponerle paños de agua fresca en la frente, la nuca y las muñecas para intentar bajar la temperatura corporal. Hay que darle agua una vez que la persona esté consciente. Si la persona no reacciona y sigue con convulsiones se aconseja llevarla de inmediato a los servicios de urgencia de un hospital.

 

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