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Fiestas de verano: precauciones con el alcohol y los medicamentos

Como ocurre todos los años, muchas de las fiestas más populares de España se celebran durante los meses de junio a septiembre, y conviene recordar la importancia de las interacciones entre el alcohol y los medicamentos.  

La ingesta de alcohol, en cualquier momento del año, mientras se están tomando fármacos, puede ser peligrosa para la salud, pudiendo afectar al funcionamiento normal de tu cuerpo. 

Una de las mayores preocupaciones es que el alcohol puede aumentar o disminuir la acción terapéutica de los medicamentos. De hecho, puede llegar a anularla e, incluso, convertirla en algo dañino o tóxico para el organismo. 

Tomar bebidas alcohólicas en combinación con medicamentos puede incrementar la aparición de efectos secundarios como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, letargo, desmayo o pérdida de coordinación.  

En casos más graves, puede provocar efectos secundarios más serios como dificultad para respirar, hemorragias internas y problemas del corazón. 

Hay que tener en cuenta también que, durante estas fiestas, es habitual que se produzcan desplazamientos en coche para llegar a algún pueblo y, en ocasiones, transitamos por carreteras secundarias. Por ello, otro peligro es que la ingesta de pequeñas cantidades de alcohol puede resultar peligrosa al conducir, ya que puede producir dificultades en nuestra capacidad de concentración y disminuir nuestras habilidades al volante. Este riesgo aumenta cuando se mezcla la ingesta de alcohol con ciertos medicamentos. 

Una vez que hemos recordado los efectos negativos que puede tener el alcohol sobre nuestro organismo, especialmente en aquellos pacientes que están bajo un tratamiento farmacológico, es importante hacer hincapié en la existencia de alternativas al consumo de alcohol a la hora de pasárnoslo bien. 

Además, en estas fechas, es frecuente que se produzcan aglomeraciones en las fiestas, que permanezcamos mucho tiempo de pie y que haga un calor intenso. Si juntamos todos estos factores, la situación puede derivar en desmayos e incluso golpes de calor. 

Por eso, si preguntas a tu farmacéutico, como buen profesional de la salud, te recomendará que, en caso de sentirnos mareados, con sensación de aumento de la temperatura corporal y cese de la sudoración, pidamos ayuda a un amigo, busquemos un lugar a la sombra, nos hidratemos y, si fuera necesario, acudamos a un médico. 

Si la temperatura es alta, lo mejor es beber agua de forma regular para mitigar los efectos del calor y evitar la deshidratación, así como tratar de alimentarse lo mejor posible. Asimismo, se aconseja usar un calzado cómodo y transpirable. 

Por último, nos gustaría recordar que en la mayoría de los prospectos de los medicamentos se aconseja no tomar alcohol u otras sustancias estimulantes durante el tratamiento farmacológico. Si aun así nos surgiera alguna duda acerca de cómo podría interaccionar el alcohol con un determinado medicamento, siempre podemos consultar con nuestro farmacéutico. 

 

Blanca Aniceto

Servicio Técnico Profesional del COFM

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