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¿Qué es fiebre del Nilo?

La Junta de Andalucía ha confirmado un brote con casi una treintena de hospitalizaciones durante la segunda semana de agosto por meningoencefalitis, relacionada con el virus del Nilo Occidental, en diversas regiones de Sevilla, Cádiz y Huelva.

La fiebre del Nilo es una enfermedad zoonótica causada por un virus, el virus del Nilo Occidental (WNV), que pertenece al género flavivirus y al complejo antigénico de la encefalitis japonesa, familia Flaviviridae.

Se encuentra en África, Europa, el Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental. Se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo que incluye la transmisión entre aves (que son los hospedadores naturales del virus y en ellas la patogenia es distinta en función del tipo de ave) y los vectores principales, que son los mosquitos del género Culex., en particular Culex pipiens.

Los sitios donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias.

Cuando el mosquito pica a un ave infectada, en cuya sangre circula el virus unos días, pasa a sus glándulas salivares por lo que cuando pica puede inyectar el virus a los seres humanos y otros animales como, por ejemplo, a los caballos. En estos hospedadores finales, el virus se multiplica y puede causar la enfermedad.

Por el ciclo de estos mosquitos, el riesgo de contraer la enfermedad es mayor a finales de agosto y principios de septiembre y disminuye cuando el clima se vuelve más frío y aminora la población de mosquitos. Pero el virus se mantiene en los mosquitos, ya que también tiene transmisión vertical de los adultos a los huevos.

La enfermedad en el ser humano

La enfermedad se transmite al ser humano principalmente por la picadura de mosquitos infectados, pero también por el contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos. Existen pocos casos notificados por trasplantes de órganos, transfusiones sanguíneas o a través de la leche materna, aunque sí se ha comunicado un caso de transmisión transplacentaria de la madre al hijo. Por el momento, no se sabe de ningún caso de transmisión de persona a persona por el contacto social ordinario, ni a personal sanitario, tomando las medidas adecuadas.

El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días y casi el 80% de las personas infectadas no presentan síntomas. Aproximadamente el 20% restante tiene lo que se denomina Fiebre del Nilo y cursa con fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, en algunos casos, con erupción cutánea y aumento del tamaño de ganglios linfáticos. El tratamiento es sintomático con analgésicos antitérmicos.

Pero aproximadamente 1 de cada 150 personas infectadas llega a padecer una afección más grave, también llamada enfermedad neuroinvasora, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental o poliomielitis del Nilo Occidental. En dichos casos, cursa con dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, estupor, desorientación, sordera, coma, temblores, convulsiones, debilidad muscular y parálisis, y puede desencadenar en la muerte del paciente. Puede afectar a cualquier edad, pero las probabilidades aumentan en personas con el sistema inmune debilitado, personas de edad avanzada, embarazadas, etc.

El tratamiento para la afección grave es lo que se conoce como medidas de sostén: hospitalización, analgesia, fluidoterapia, apoyo respiratorio y prevención de infecciones secundarias, ya que no hay un tratamiento específico.  Hay varios tratamientos en estudio que, de momento, no han podido demostrar eficacia clínica significativa.

Medidas de prevención:

  • No hay vacuna aún para humanos, pero como curiosidad sí hay vacuna para los caballos, previniendo en ellos una encefalomielitis mortal.
  • Concienciación y educación de la población respecto a las medidas que pueden adoptar para reducir la exposición al virus.
  • Evitar la picadura de los mosquitos usando ropa de manga larga, pantalón largo y colores claros, además del uso de repelentes, como DEET, icaridina, IR3535 y citriodiol. Uso de mosquiteras y tratar de no salir a la calle en los momentos de mayor movimiento de los mosquitos.
  • Fumigación y eliminación de aguas quietas, residuales y estancadas, que es donde se reproducen los mosquitos. Por ejemplo, en el plato de las macetas.
  • Reducir el riesgo de transmisión por transfusión sanguínea o trasplante de órganos mediante pruebas, sobre todo, durante brotes epidemiológicos.

Las enfermedades zoonóticas están muy presentes en la actualidad. A través de Ágora Sanitaria se imparte el curso “Zoonosis: enfermedades en auge”, que pretende actualizar los conocimientos de las principales zoonosis para proporcionar una educación sanitaria de calidad sobre la prevención y el tratamiento de las mismas.

 

Texto: Cristina García-Agulló Pardo

Farmacéutica del Servicio de Información Técnica del COFM

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