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Farmacias online y el Conde de Romanones

A Álvaro de Figueroa y Torres, primer Conde de Romanones, se le atribuye un repertorio de frases célebres que revelan la habilidad del político liberal para mantenerse en primera línea de la política durante más de 40 años. Una de ellas es: “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”. Desde que en 2006, el artículo 2.5 de la ley del medicamento abrió la puerta a la venta de medicamentos por Internet no sujetos a prescripción, no se ha aprobado todavía la letra pequeña del texto que desarrollará esta actividad en España y permitirá conocer sus límites y alcance real.

Tan larga espera ha provocado que algunos se hayan aventurado por su cuenta y riesgo a vender medicamentos sin receta en Internet bajo la apariencia de una farmacia online, aunque esta posibilidad no sea todavía legal.

Todo parece indicar, sin embargo, que la autorización de este nuevo canal de venta está próxima. El pasado mes de marzo se conoció el borrador del proyecto de Real Decreto por el que se regula la venta por procedimientos telemáticos de medicamentos de uso humano no sujetos a prescripción médica. El texto sigue al pie de la letra lo dispuesto en la ley de 2006 al regular que sólo las oficinas de farmacias autorizadas, con la intervención de un farmacéutico y previo asesoramiento personalizado, podrán vender de forma legal medicamentos sin receta. Un sello acreditativo permitirá además a los ciudadanos identificar a estas farmacias, que estarán registradas en una web como oficinas autorizadas, y se prohibirán los regalos, premios, concursos o cualquier tipo de promoción de la venta de fármacos a través de medios telemáticos.

Son sólo algunas de las precauciones previstas antes de dar este paso en la farmacia española en un terreno muy resbaladizo, por tratarse del principal canal de venta de falsificaciones. En Francia, desde el 12 de julio ya se pueden comprar más de 4.000 medicamentos con todas las garantías en las farmacias que cuenten con licencia para vender en Internet y cumplan las buenas prácticas de dispensación telemática, gracias a una estricta regulación que considera incluso el número de farmacéuticos que deben ayudar en esta actividad a los titulares de la farmacia en función de su cifra de negocio.

Sin duda, es una puerta que se puede abrir, porque supone una oportunidad más tanto para los ciudadanos como para los farmacéuticos, pero conviene también ir con pies de plomo y vigilar la letra pequeña para ofrecer la máxima seguridad al ciudadano en el acceso a los medicamentos.

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