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La farmacia cuida tu corazón

Cada año mueren en el mundo 17,5 millones de personas de forma prematura por enfermedades cardiovasculares, unas patologías asociada a nuestro estilo de vida y que podrían elevar esta cifra hasta los 23 millones de no tomar medidas para abordar el problema; medidas sencillas que parten de un cambio de hábitos de vida porque la prevención se muestra como el pilar base para luchar contra los factores de riesgo como el consumo de tabaco, las dietas malsanas, la obesidad, la inactividad física o el consumo excesivo de alcohol.

Aunque se asocia a la población de más edad, la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de muerte en la población activa. De hecho el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad estima en 23.000 las bajas laborales por este motivo. Según datos de la última Encuesta Nacional de Salud, más del 35 por ciento de los trabajadores españoles tiene un riesgo cardiovascular alto, con tres o más factores de riesgo. De los encuestados, solo el 10 por ciento de la población activa no presentaba ningún factor de riesgo y el 54 por ciento tenía uno o dos.

En el control de estos factores de riesgo las oficinas de farmacia juegan un importante papel. Los 22.000 establecimientos sanitarios trabajando a pie de calle en España aportan una capilaridad fundamental para ocuparse de la prevención de las enfermedades cardiacas. Al respecto, hay que recordar un estudio realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, asegurando que la atención farmacéutica en pacientes con insuficiencia cardíaca reduce en un 29 por ciento las hospitalizaciones.

La actuación profesional de los farmacéuticos puede llevarse a cabo desde diferentes ámbitos, partiendo siempre de la intervención educativa y reforzando los mensajes que permitan controlar los distintos factores de riesgo. En este primer paso hay que ahondar en las recomendaciones sobre cambios de estilo de vida destinados a fomentar hábitos saludables que contemplen el abandono del tabaquismo, el control de la hipertensión arterial y el colesterol. Sin olvidar la práctica de ejercicio físico moderado durante 30 minutos al menos 3 veces por semana y mantener una correcta alimentación consistente en consumir un 50 por ciento de frutas y verduras, un 25 por ciento de carbohidratos y un 25 por ciento de proteínas.

Otro punto de actuación consistiría en el asesoramiento farmacéutico, más concretamente en el uso correcto de la medicación cardiovascular, vigilando la adherencia e identificando los posibles efectos adversos más frecuentes. No hay que olvidar que la falta de adherencia a los tratamientos es un problema prevalente, con consecuencias clínicas y económicas muy significativas, siendo en su mayoría evitables.

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