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Los farmacéuticos y la leyenda del unicornio

El unicornio es una criatura mitológica representada habitualmente como un caballo blanco con patas de antílope, barba de chivo y un cuerno en la frente. Según parece, en las campañas del rey macedonio Alejandro Magno (356 a 323 antes de Cristo), que tras conquistar Persia llegaron hasta la India, existían relatos de criaturas de un solo cuerno, probablemente rinocerontes índicos. Si el hipopótamo fue llamado “caballo de río” por los exploradores griegos, parece verosímil suponer que describieran al rinoceronte indio como un caballo con un cuerno sobre la cabeza.

Al cuerno de ese animal mitológico se le atribuían poderes curativos y cualidades del elixir de la eterna juventud; es decir, propiedades terapéuticas y rejuvenecedoras, lo mismo que se adjudica hoy a algunos medicamentos. En la farmacia precientífica, hasta el siglo XVII, las boticas utilizaban polvo de supuesto pitón de unicornio como producto efectivo frente a la epilepsia, las convulsiones o como antídoto contra las bebidas venenosas. En realidad se trataba de colmillo de narval, un cetáceo que capturaban navegantes escandinavos y con el que comerciaban en el resto de Europa aprovechándose de la leyenda.

En la España de 2015 el unicornio no es otro que el Sistema Nacional de Salud (SNS), que ha sido tremendamente maltratado por la crisis económica, pero que ha conseguido resistir. Como en el unicornio mitológico, gran parte del poder del SNS y su fuerza reside en la prestación farmacéutica por sus capacidades terapéuticas.

Los farmacéuticos españoles están siendo los auténticos guardianes del unicornio; es decir, de la prestación farmacéutica del SNS, por su sacrificio directo en los recortes que han afectado a la sanidad, que, precisamente, se han concentrado mayoritariamente en la prestación farmacéutica ambulatoria. Son 4.668 millones de euros menos desde que se aprobó el RDL 16/2012, según datos del Ministerio de Sanidad del pasado 30 abril. Y a ello, hay que añadir los descuentos obligatorios por tramos de facturación desde el 5/2000, los descuentos de 7,5 y 15% del RDL 8/2010, las bajadas derivadas de las órdenes de precios de referencia hasta niveles irrisorios, etc, etc. Puede ser un orgullo, y la sociedad española parece que lo reconoce, ser “guardianes del unicornio”, pero iniciada tímidamente la recuperación, ha llegado la hora en la que otros actores deban, sin más demora, colaborar en la defensa del SNS.

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