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Día Mundial del Párkinson, una enfermedad aún sin causa conocida

En 1997 la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de abril Día Mundial del Párkinson en conmemoración del aniversario de James Parkinson, doctor británico que describió por primera vez la enfermedad.

Es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta al sistema nervioso central generando, sobre todo, alteraciones del movimiento. No es mortal, pero puede resultar muy difícil para el paciente convivir con sus síntomas. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, por detrás del alzhéimer, según la OMS, y afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años, siendo más común en hombres que en mujeres.

Se produce porque dejan de funcionar algunas células nerviosas (neuronas), que producen dopamina, sustancia encargada de enviar mensajes a la parte del cerebro que controla el movimiento y la coordinación del cuerpo. Estas neuronas se encuentran en una zona del cerebro denominada sustancia negra. El párkinson se desarrolla cuando esas células nerviosas comienzan a morir o desaparecer producto de algunos cambios en su metabolismo. También parecen alterarse otros neurotransmisores diferentes a la dopamina, que explican la aparición de los signos no motores de la enfermedad. Aunque en la actualidad no se sabe la causa exacta, se cree que puede deberse a una combinación de factores:

  • Edad: el riesgo aumenta a partir de los 60 años, aunque hay numerosos casos en pacientes con menos de 50 años.
  • Factores genéticos: entre el 15 y 25% de los afectados cuentan con algún familiar que lo ha desarrollado, siendo el más probable si es un caso de párkinson juvenil. Se han identificado seis o siete genes cuyas mutaciones pueden producir Párkinson, pero el riesgo de estos cambios genéticos es demasiado bajo. El gen LRRK2 es la más frecuente, pues supone un 40% de las causas genéticas.
  • Factores ambientales: algunas sustancias tóxicas, como pesticidas, beber agua de un pozo y otros aspectos de la vida rural, pueden hacer que se desarrolle la enfermedad.

Entre los síntomas motores del párkinson, uno de los primeros que aparece y más destaca es la dificultad al caminar o moverse (trastornos del movimiento) o un leve encorvamiento de la espalda. Normalmente aparecen acompañados de síntomas no motores.

 

Síntomas motores:

  • Temblor: a menudo comienza en una mano, pie e incluso mandíbula, en estado de reposo o en situaciones de mucho estrés.
  • Rigidez: se presenta resistencia al movimiento del cuerpo, se pueden padecer dolores musculares debido a que los músculos permanecen tensos y contraídos durante mucho tiempo.
  • Bradicinesia: lentitud en los movimientos o pérdida de los movimientos espontáneos y voluntarios.
  • Inestabilidad postural: problemas para estar de pie o caminar o para mantener el equilibrio y la coordinación, lo que puede provocar caídas.
  • Disartria (dificultad para hablar o hablar lento) y sialorrea o babeo.
  • Dificultades respiratorias.

 

Síntomas no motores:

  • Trastornos del sueño: somnolencia diurna, insomnio, sueño fragmentado.
  • Digestivos: disfagia, náuseas, estreñimiento.
  • Autonómicos: hipotensión ortostática, sudoración excesiva, seborrea, alteraciones de la micción.
  • Sensoriales: dolor, parestesia, hiposmia, anosmia, alteraciones visuales.
  • Trastornos afectivos, alucinaciones, delirios, demencia.
  • Problemas en la piel, como dermatitis seborreica.

 

La depresión es bastante frecuente, siendo el trastorno psicológico más citado en los pacientes con párkinson. Todo ello repercute en una dificultad para llevar a cabo acciones cotidianas como levantarse de la cama, asearse, cocinar, comer…

El diagnóstico es fundamentalmente clínico y se realiza en base a la historia clínica y exploración neurológica de la persona, ya que no existe en la actualidad un marcador bioquímico. Se pueden realizar pruebas complementarias para descartar otros posibles trastornos.

Para su tratamiento se pueden emplear medicamentos antiparkinsonianos, que aportan la dopamina que le falta al cerebro o que ayudan a aprovecharla mejor, y medicamentos encargados de controlar los síntomas o molestias secundarias. Algunos enfermos pueden beneficiarse de la cirugía. Por otra parte, puede ser útil la rehabilitación con terapias complementarias, tales como logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional, hidroterapia, masajes, etcétera, que ayudan a mantener una vida activa y con el mayor grado de autocontrol de las funciones motoras.

Consejos para pacientes con Párkinson

  • Adecuar la casa para prevenir accidentes, evitar alfombras y muebles que entorpezcan el paso, poner agarraderas en los baños.
  • Seleccionar prendas de vestir fáciles de poner, evitando botones, cordones…
  • Adoptar una postura correcta a la hora de comer: recto y con los brazos apoyados para prevenir problemas con la deglución.
  • Masticar bien los alimentos para evitar problemas con el estreñimiento y estimular la musculatura de la deglución. Hidratarse de manera continua.
  • Puede ser recomendable tomar suplementos vitamínicos, como la vitamina D3, ya que las personas con párkinson tienden a presentar deficiencia.
  • Practicar ejercicio físico regularmente, para mantener los músculos y articulaciones en movimiento. Además, el ejercicio ayuda a evitar problemas de estreñimiento.
  • Cuidarse la piel, ya que muchos pacientes con párkinson padecen sequedad, dermatitis seborreica.
  • Realizar técnicas de relajación y control de la respiración, como el yoga o la meditación para tranquilizarse.
  • Mantener revisiones periódicas con el neurólogo para poder ir valorando el desarrollo de la enfermedad.

 

Mª Isabel Rodríguez Tejonero.

Farmacéutica del Servicio Técnico-Profesional del COFM

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