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Cuidado con los viajes largos: síndrome de la clase turista

El síndrome de la clase turista debe su nombre a las alteraciones que ocurren en pasajeros que permanecen muchas horas sentados, con movilidad limitada a causa del poco espacio disponible entre los asientos del avión y con una presión continua de las piernas sobre los bordes del asiento.

Es más frecuente en pasajeros de la clase turista de los vuelos de largo recorrido, aunque puede aparecer en otras clases. También puede relacionarse con desplazamientos en otros medios de transporte (automóviles, autobuses, moto, etc.).

La inmovilidad favorece la formación de coágulos en las extremidades inferiores, la trombosis y, en el peor de los casos, embolias, lo que está favorecido por varios mecanismos:

  • la obstrucción al flujo venoso de retorno por la presión ejercida por el asiento
  • el ambiente extremadamente seco del avión, que favorece la deshidratación y en muchos casos está agravada por el consumo de alcohol, que tiene efecto diurético, lo que aumenta la viscosidad sanguínea
  • la toma de sedantes e hipnóticos, que facilitan la inmovilización del viajero

Este síndrome puede aparecer en cualquier viajero, incluso en aquellos que gozan de un buen estado de salud y practican deporte, pero es mucho más frecuente en grupos de población que presentan otros factores de riesgo como:

  • Personas que han sufrido una cirugía reciente (sobre todo abdominal y ortopédica).
  • Mayores de 40 años.
  • Mujeres que toman anticonceptivos orales.
  • Embarazo y postparto.
  • Individuos con exceso de peso.
  • Pacientes diagnosticados de enfermedades vasculares o con antecedentes de episodios de trombosis o con varices.
  • Pacientes con enfermedades cardiacas.
  • Personas con estatura alta o muy baja.
  • Vuelos de más de 4 horas de duración.

Los síntomas son bastante llamativos y pueden aparecer días o semanas después de haber realizado el viaje. Aparece hinchazón de la zona afectada, acompañada de signos inflamatorios como enrojecimiento, edema, dolor y aumento de la temperatura de la piel.

Como medida de precaución, es conveniente que las personas que tienen un mayor riesgo de padecer trombosis acudan a su médico para realizar un examen físico y los análisis correspondientes. Además, los viajeros con enfermedad venosa de extremidades inferiores deben usar medias elásticas de compresión.

¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

  • Evitar ropa ajustada o que haga presión en alguna zona del cuerpo (calcetines largos, cinturones, etc.).
  • Siempre que sea posible, escoger un asiento al lado del pasillo.
  • Beber abundante agua.
  • No fumar.
  • Evitar el consumo de alcohol, té o café; si se toma alguna de estas bebidas, hacerlo en pequeña cantidad.
  • No tomar hipnóticos ni tranquilizantes sin prescripción médica.
  • Levantarse y realizar paseos cortos cada 1-2 horas.
  • Realizar suaves masajes en las piernas.
  • No dormir en posiciones que hagan compresión o con las piernas cruzadas.
  • No poner ningún equipaje en el lugar donde se ponen las piernas.
  • Hacer periódicamente algunos ejercicios durante el viaje:
  • Girar las muñecas, una en el sentido de las agujas del reloj y la otra en el sentido contrario.
  • Levantar los pies del suelo y girar cada uno en un sentido contrario del otro durante 15-20 segundos. Luego el mismo tiempo en el sentido inverso.
  • Con los talones en el suelo, levantar la punta de los pies varias veces. Posteriormente, con las puntas de los pies en el suelo levantar los talones varias veces.
  • Flexionando el muslo, levantar la rodilla hasta donde el abdomen permita. Posteriormente, repetir lo mismo con la otra. Repetirlo varias veces sin llegar a fatigarse.
  • Flexionar el cuerpo hacia abajo con los brazos colgando hasta tocar el suelo. Repetirlo varias veces.

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