Cómo tratar una quemadura solar
Las quemaduras solares son lesiones agudas de la piel causadas por la sobreexposición a la radiación solar ultravioleta. Se caracterizan por la aparición de eritema (piel enrojecida, caliente, inflamada, con molestias al mover la zona y dolor) con posterior descamación superficial y, en casos más graves, por la aparición de ampollas, dolor de cabeza, fiebre, malestar general, escalofríos, náuseas, vómitos, mareos, alteración de la consciencia, etcétera. Los signos y síntomas de las quemaduras solares comienzan a manifestarse aproximadamente 1 hora después de la exposición y, por lo general, alcanzan su máximo en los 3 días siguientes (normalmente entre las 12 y las 24 horas).
Las complicaciones más frecuentes de la quemadura solar son la infección secundaria, la pigmentación con manchas permanentes de la piel, el envejecimiento cutáneo y un aumento significativo del riesgo de cáncer de piel.
El tratamiento va dirigido a calmar los síntomas (reducir el dolor, la hinchazón, el malestar…) y a restaurar el aspecto de la piel. Incluye el uso de compresas frías, cremas calmantes e hidratantes, fármacos antiinflamatorios y, en algunos casos, antimicrobianos tópicos. Si tienes una quemadura solar:
- Evita la exposición al sol.
- Coloca paños fríos sobre la zona afectada.
- Realiza baños o duchas suaves con agua templada y evita usar jabón, esponjas o frotar la piel dañada.
- Hidrata con intensidad la piel aplicando cremas emolientes, reparadoras y calmantes con principios activos, como aloe vera, aceite de almendras, calamina, centella asiática, dexpantenol, vitamina E, urea, etc.
- Con el paso de los días, el área afectada puede comenzar a descamarse (el cuerpo se deshace de la capa superior de piel dañada). Durante este proceso continúa hidratando abundantemente la piel. Recuerda que estas “áreas peladas” son más sensibles a las quemaduras solares.
- Un antihistamínico oral puede ayudar a aliviar la picazón cuando la piel comienza a descamarse.
- Bebe abundante agua para mantenerte hidratado.
- Utiliza prendas de algodón, cómodas y holgadas que no rocen la piel alterada.
- No rompas las ampollas.Si una ampolla se rompe, límpiala con agua y jabón suave y después aplica una crema antibiótica en la herida.
- En caso de dolor, usa analgésicos/antiinflamatorios vía oral (paracetamol, ibuprofeno).
- En los casos más graves será necesario el uso de corticoides tópicos.
- Evitar el uso de ungüentos o lociones que contengan anestésicos locales (benzocaínao difenhidramina), alcohol y perfumes porque a veces provocan reacciones alérgicas.
Tendremos que consultar o remitir al médico cuando la quemadura solar se extiende por una parte importante del cuerpo (20%), si presenta ampollas, si aparece fiebre alta, si hay afectación del estado general del paciente, si muestra signos de infección (hinchazón, pus) o si no mejora en pocos días.
Para evitar este tipo de lesiones y los efectos adversos de la exposición al sol, es fundamental la prevención:
- Evita exponerte al sol en las horas centrales del día (de 12 a 16 horas).
- Disminuye las partes del cuerpo expuestas directamente al sol. Usa ropa holgada de algodón de colores claros y cubre la cabeza con sombreros o gorras.
- Utiliza gafas de sol homologadas que filtren, al menos, el 90% de la radiación ultravioleta.
- Usa productos de protección solar con un factor elevado y adecuados a la edad, tipo de piel y zona del cuerpo. Estos protectores deberán aplicarse, en cantidades generosas, sobre la piel seca, 30 minutos antes de exponerse al sol y renovar su aplicación cada dos horas y después del baño. Recuerda utilizar el protector solar incluso en días nublados.
- No te olvides de proteger tus labios con bálsamos adecuados.
- Es recomendable no exponer al sol a niños menores de 3 años.
- Recuerda que el reflejo del agua, la arena o la nieve intensifican la acción de los rayos solares.
- La altitud a la que nos encontramos también afecta. Hay que tener en cuenta que el efecto de los rayos solares es mayor en zonas altas como la montaña.
- Ten cuidado con los medicamentos que aumentan la sensibilidad al sol (algunos antibióticos, antidepresivos, etc.). Habla con tu farmacéutico al respecto.
Estos hábitos deben adoptarse desde la infancia y practicarse a diario durante toda la vida. Ya sea en la playa, en la montaña, durante un paseo o en una terraza, hay que tener cuidado con la exposición consciente e inconsciente al sol.
Rebeca González Ginés
Farmacéutica del Servicio Técnico de Información del COFM
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