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¿Cómo podemos cuidar los dientes de los niños?

La dentición decidua, conocida también como dentición de leche, dentición infantil o dentición primaria, se compone de 20 piezas dentarias que se empiezan a hacer visibles normalmente a partir de los 6-8 meses y completándose entre los 20 y los 30 meses. Estos dientes se mantendrán hasta los 6-7 años, momento en que se irán sustituyendo por los dientes definitivos en el mismo orden en que aparecieron. Así se irá completando la dentadura del adulto, compuesta por 32 piezas. La mayor o menor precocidad en la salida de los dientes es una característica individual, que varía de un niño a otro, y que muchas veces tiene un componente hereditario. Solo si el retraso es importante se procederá a descartar alguna enfermedad como el raquitismo o el hipotiroidismo, entre otras, con algún tipo de prueba complementaria (radiografía de maxilares, analítica, etc.).

Síntomas de la dentición

La presión ejercida por los dientes para abrirse paso a través de las encías provoca una serie de síntomas más o menos acentuados dependiendo del niño:

  • Encías inflamadas y enrojecidas
  • Abultamiento azulado en la encía
  • Mejillas rojas y calientes
  • Malestar general: irritabilidad, inquietud, llanto
  • Sueño y apetencia alterados
  • Aumento de la tendencia de llevarse cosas a la boca
  • Babeo intenso que puede causar un sarpullido rojizo alrededor de la boca, en la barbilla y en el pliegue del cuello
  • Culito irritado
  • No está demostrado que la dentición provoque resfriados, diarrea ni fiebre alta. Si el bebé se enferma al mismo tiempo que le están saliendo los dientes, es importante evaluar los síntomas de esa enfermedad independientemente de la dentición

¿Cómo se puede ayudar al bebé con las molestias de la dentición?

Al tratarse de un proceso natural y no de un estado de enfermedad, lo único que se puede hacer es intentar aliviar el dolor y tratar los síntomas asociados.

  • Frotar la zona de la encía afectada con una pequeña cantidad de gel de dentición infantil con un dedo limpio y dar un masaje suave. Algunos de estos geles contienen un anestésico local débil.
  • Resulta beneficioso que el niño mastique algo, los mordedores pueden ser de utilidad si se enfrían en el frigorífico. Conviene que tengan agua en su interior y deben ser de plástico, pero no de PVC pues pueden resultar tóxicos. No deben ser duros, ya que puede endurecer la encía y dificultar la salida de los dientes.
  • Vigilar la temperatura de los alimentos, para que no estén demasiado calientes. Ofrecerle líquidos fríos ya que algo frío normalmente adormece las encías.
  • Para calmar el dolor, puede ser necesario el uso de algún analgésico, paracetamol o ibuprofeno respetando la dosificación recomendada por su pediatra de acuerdo con el peso y edad del niño. También existen medicamentos homeopáticos que pueden calmar estas molestias.
  • Si la zona del pañal aparece irritada, se recomienda lavar la zona y secarla suavemente antes de aplicar una crema protectora del tipo “pasta al agua” que contiene oxido de zinc. Son blancas y espesas e impiden que la humedad macere más la piel, además de favorecer la cicatrización
  • Para mitigar el sarpullido producido por el exceso de babeo conviene limpiar y secar a menudo la boca y la barbilla, además de aplicar un poco de vaselina o crema acuosa alrededor de la zona para evitar el escozor.

¿Por qué es importante cuidar los dientes de los niños?

A pesar de que son dientes primarios y se caerán, son muy importantes porque desempeñan un papel vital en el crecimiento y desarrollo. Los dientes se utilizan para masticar el alimento correctamente lo que provee el estímulo adecuado para el buen desarrollo de los huesos de la cara y así permitir que los dientes permanentes erupcionen correctamente. Ayudan a hablar claramente y establecer una respiración adecuada. Además, en caso de producirse una caries, se puede propagar al diente definitivo que se encuentra aún escondido.

Sería conveniente la supervisión por parte de un odontopediatra cuando al niño le hayan salido todos los dientes de leche, alrededor de los dos años y medio.

Dentífricos y colutorios para niños

El flúor es un elemento esencial para la prevención de las caries y es uno de los componentes fundamentales de la mayoría de las pastas de dientes. Su función es aumentar la resistencia del esmalte y favorecer la remineralización de las lesiones iniciales. Por otra parte, impide la formación de algunos ácidos que provocan caries dental. No todas las pastas dentífricas son adecuadas para niños

Las recomendaciones de la EAPD (European Academy of Pediatric Dentistry) para el uso de pasta de dientes con flúor son las siguientes:

Entre 6 meses y 2 años, dos veces al día con una pasta de dientes con 500ppm de flúor y la cantidad similar a un guisante.

Entre 2 y 6 años, dos veces al día con una pasta de dientes con entre 1.000 y 1.450 ppm de flúor y la cantidad similar a un guisante.

Por encima de 6 años, dos veces al día con una pasta de dientes con 1.450ppm de flúor y la cantidad de 1 – 2 cm. Existen pastas de 2500 ppm y 5000 ppm reservadas para pacientes con alto riesgo de caries. Con esta edad, los niños ya deben complementar su higiene bucodental con colutorios con concentraciones de 0,20% (910 ppm) para uso semanal o 0,05% (230 ppm) para uso diario. Se realiza un enjuague durante un minuto con 10-15ml, una vez al día en el caso del diario, y una vez a la semana en el semanal, se recomienda que sea tras el cepillado nocturno, y tras el mismo no enjuagarse con agua.

En función del riesgo de caries, el odontopediatra concertará revisiones periódicas para la aplicación de geles y barnices con altas concentraciones de flúor, además de valorar la necesidad de un aporte de este elemento por vía sistémica (actualmente poco usada por su efecto mínimo en la prevención de caries). Se debe conseguir un equilibrio, maximizando el efecto protector del flúor y minimizando el riesgo de padecer fluorosis dental.

 

Isabel Rodríguez Tejonero.

Farmacéutica del Servicio de Información del Medicamento del COFM

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