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¿Cómo caminar sobre el hielo?

El hielo es muy peligroso por lo que es necesario adoptar ciertas precauciones para evitar cualquier caída y, para ello, nada mejor que seguir el ejemplo de los pingüinos, los animales más acostumbrados a caminar sobre el hielo.

La clave está en mantener un centro de gravedad sólido, que se consigue caminando despacio y dando pequeños pasos, procurando no levantar un pie hasta haber asegurado el otro. Además, para mantener el equilibrio, hay que caminar con los brazos abiertos y extendidos.

 

 

Para preservar la estabilidad sobre superficies resbaladizas hay que adelantar ligeramente la parte superior del cuerpo, de manera que su peso recaiga sobre el pie que se adelanta en cada paso. El objetivo es que el peso del cuerpo se apoye en un ángulo perpendicular a la superficie del suelo para reducir el riesgo de que se produzca un deslizamiento del talón y nos caigamos de espaldas.

Es importante que el calzado tenga una buena sujeción al pie, para ello es conveniente usar unas botas de invierno con suela de goma antideslizante que mantengan los tobillos firmes, pues la mayoría de las lesiones suele ser por tobillos doblados al usar suelas lisas y calzado suelto.

Otro consejo básico es utilizar guantes y mantener las manos fuera de los bolsillos para, en caso necesario, utilizarlas para equilibrarnos o como apoyo para frenar el efecto de una caída.

Por último, y no menos importante, es imprescindible abrigarse bien para evitar pasar más frío del necesario y mirar por dónde caminamos.

 

Texto: Charo Tabernero, periodista del COFM

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