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¿Cantar medicamentos en la farmacia como en un bingo?

Hace unas semanas escuché en el espacio de quejas de Las Tardes del Ciudadano García en RNE una que me pareció atinada y que nos obliga a mirarnos al espejo.

A la persona en cuestión le chirriaba que cada vez que entregaba su receta al farmacéutico, este profesional no se cortaba en lo más mínimo para pedir el tratamiento en voz alta, sin preocuparle el resto de clientes presentes en la farmacia.

Con razón se lamentaba de por qué tenían que enterarse de sus problemas de salud. “Vamos, como en un bingo”, comentaba con mucha guasa el equipo del Ciudadano García.

Sin duda que se trata de un comportamiento aislado pero censurable, porque expone de forma muy gratuita la intimidad del paciente sin venir a cuento. En toda dispensación de medicamentos se debe respetar la confidencialidad de la información recibida.

Está claro que no cabe generalizar, pero quien más y quien menos tiene alguna experiencia similar. La discreción, confidencialidad y profesionalidad son señas de cualquier farmacéutico y una de las razones por las que nos hemos ganado la confianza y el respeto de los ciudadanos. Pensamos que no hay, por lo tanto, necesidad de regular de ninguna forma este tipo de conductas, sino más bien pedir tacto y sentido común.

Conviene recordar que ya está regulada la superficie mínima de la farmacia y las distintas zonas de trabajo, incluido el lugar de atención al público o la zona diferenciada que permita una atención individualizada y de calidad al paciente en el artículo 29 de la Ley 19/1998, de Ordenación y Atención Farmacéutica de la Comunidad de Madrid.

Hay que tener en cuenta que la dispensación no solo incluye la entrega de un medicamento. Los farmacéuticos también orientamos a los pacientes sobre las indicaciones de la medicación, posología, modo de empleo, reacciones adversas, interacciones, etcétera, y estamos preparados para ofrecer nuevos servicios farmacéuticos.

Por eso, no debemos olvidar que la atención personalizada que garantiza el farmacéutico incluye, por supuesto, el respeto escrupuloso de la confidencialidad de los datos que se debe en el acto de dispensación. Eso es lo que espera el ciudadano y eso es lo que ofrecen la mayoría de profesionales todos los días.

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