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La atención farmacéutica en pacientes oncológicos

Las enfermedades neoplásicas representan la segunda causa principal de muerte en todo el mundo. En España, el principal tipo de cáncer es el colorrectal, seguido del cáncer de mama o de pulmón. Se espera que el número de casos nuevos aumente significativamente en las próximas décadas, según el estudio del cáncer en España de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Está demostrado que la atención farmacéutica centrada en la prevención y el seguimiento farmacoterapéutico mejora la calidad de vida del paciente, consiguiendo una reducción de la morbilidad y de la mortalidad.

Desde la farmacia se ofrecen cuidados al paciente para reducir el impacto de los tratamientos oncológicos en diferentes ámbitos: bienestar emocional, consejo nutricional y cuidado de la piel.

 

Bienestar emocional

El diagnóstico positivo del cáncer afecta emocionalmente tanto al paciente como a sus familiares, afectando a la vida diaria. Lo más importante es escuchar y prestar atención a las necesidades, transmitir calidez, tener empatía, garantizar la confidencialidad y estar dispuestos a ayudarles mostrándole disponibilidad.

Hay que evitar cometer errores en la comunicación. Por ejemplo, no utilizando vocabulario técnico para asegurarnos que el mensaje llegue correctamente, permitir el desahogo y facilitar la comunicación.

Fruto de una intensa reflexión y de una gran empatía con el paciente oncológico hago referencia al Manual para el paciente oncológico y su familia, de SEOM.

 

Consejo nutricional

La desnutrición es una característica común en pacientes con cáncer. Según la guía ESPEN 2021, la incidencia de desnutrición se sitúa entre el 15 y el 40% en el diagnóstico. Además, aumenta durante el curso de la enfermedad hasta en el 80% de todos los pacientes con cáncer. Entre un 10 y un 20% de los pacientes oncológicos mueren por desnutrición en lugar de por el tumor.

El farmacéutico tiene un papel importante en la detección y gestión de la desnutrición, controlando la ingesta nutricional, los cambios de peso y el índice de masa corporal (IMC) del paciente para prevenir la pérdida de masa muscular conocida como caquexia cancerosa.

Como consejos habituales estaría fraccionar la dieta en un mínimo de 4 comidas; beber mucho líquido, preferiblemente fuera de las comidas; reducir el consumo de bebidas alcohólicas, y comer de manera equilibrada reduciendo el consumo excesivo de carnes rojas o embutidos y aumentando el consumo de frutas y verduras.

También existen distintos suplementos nutricionales, pero antes de comenzar con la ingesta deben consultarlo con su oncólogo.

Entre los consejos enfocados a problemas más comunes se encuentran:

  • Náuseas y vómitos: realizar comidas frecuentes y de poco volumen; se toleran mejor los alimentos templados o a temperatura ambiente; si le han prescrito un medicamento antiemético se recomienda tomarlo 30 minutos antes de las comidas principales y es importante mantener un buen estado de hidratación.
  • Sabor metálico: Hay alimentos que pueden provocar sabor metálico tras su consumo, como, por ejemplo, las carnes rojas u otros altamente proteicos; si fuera el caso, y según tolerancia individual se puede sustituir por otras fuentes de proteína como carne magra, pescado o huevos; utilizar cubiertos de plástico o de madera; probar platos con contrastes de sabores; tomar fruta ácida ayudar a que desaparezca el sabor metálico y aumentar el consumo de alimentos ricos en zinc, como puede ser carnes magras de aves, almejas, carne magra de vaca, semillas de calabaza, anacardos y avellanas.
  • Disfagia: modificar la textura de los alimentos sin perder valor nutricional.
  • Diarrea: rehidratación adecuada, dieta astringente y si no remite con loperamida en 24-48 horas acudir al médico. Prevención irritación dérmica/anal: evitar el uso de toallitas húmedas. Aplicar pomadas neutras protectoras.
  • Estreñimiento:  beber de 1,5 a 2 litros de agua al día; evitar los alimentos ricos en taninos; hacer ejercicio físico; mantener un horario regular para ir al baño e intentar ir al baño antes del tratamiento de quimioterapia (el mismo día o el día anterior) para llevar mejor los otros efectos secundarios. Consulte con su médico si no ha tenido ninguna deposición en dos o tres días, pues puede necesitar un laxante o usar un enema.

 

Cuidados de la piel

La dermofarmacia es fundamental para estos pacientes debido a la agresividad de las terapias oncológicas. El farmacéutico le puede asesorar en cuestiones como la higiene, la necesidad de hidratación o el uso de fotoprotectores incluso en invierno.

  • Higiene de la piel: Deben realizarse duchas cortas con el agua templada, evitar accesorios como esponjas o guantes y secar por contacto a ligeros toques sin frotar. Deben utilizar jabones neutros, productos ‘’syndet’’, sin jabones naturales y con bases lavantes suaves, que respeten el pH de la piel.
  • Hidratación: Se conseguirá mediante el empleo de cremas y lociones que estén enriquecidas con activos hidratantes, calmantes y regenerantes, que contengan ingredientes emolientes, testados en cuanto a eficacia y tolerancia en pacientes oncológicos o en pieles sensibles, que contengan el menor número posible de perfumes, alérgenos o alcohol. Con ellos conseguiremos disminuir la xerosis y la sensación de tirantez, picor y prurito. Repetir si es posible 3 veces al día para evitar las lesiones por rascado.
  • Fotoprotección: Es otro de los pilares básicos fundamentales del consejo farmacéutico en oncodermatología. La protección física con prendas de ropa debe ir complementada con fotoprotectores de amplio espectro, formulados en la medida de lo posible con filtros físicos y con factor de protección elevado frente a UVB (SPF) y UVA. Es importante aplicar todos los días del año, incluso debajo de las prendas de ropa.

 

Educación y prevención

Los farmacéuticos tenemos una enorme responsabilidad en la educación sanitaria para la prevención del cáncer. Desde la farmacia se pueden llevar a cabo algunas iniciativas, como el servicio de cesación tabáquica, que constituye una medida para disminuir el riesgo de cáncer de pulmón, actividades de detección precoz (en el cáncer de colon, cérvix, mama); también la participación en campañas sanitarias con la ayuda de carteles y folletos informativos para concienciar a la población sobre la importancia de cuidar sus hábitos de vida y mejorar su salud.

 

 

Concepción Fraile Romero

Farmacéutica del Servicio de Información Técnica del COFM

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