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1.300 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura anualmente

El plátano pasado, los restos del estofado de ayer o el yogur caducado acaban en la basura. Este es un gesto común, casi mecánico, que realizamos cotidianamente ajenos a la repercusión que nuestros actos tienen a nivel global. La magnitud del derroche de alimentos impacta: según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se tira un tercio de la producción mundial. 1.300 millones de toneladas, una cantidad suficiente para satisfacer las necesidades alimentarias del planeta. Poner freno a este derroche es un reto al que esta organización hace frente poniendo en marcha Save Food, una iniciativa destinada a luchar contra el desperdicio y la pérdida de alimentos mediante una alianza global en la que colaboran organismos internacionales, el sector privado y la sociedad civil.

Si bien estas cifras son escandalosas, lo son más cuando enmarcamos el problema en nuestro entorno. El desperdicio alimentario es una realidad en los hogares españoles, cada persona tiramos a la basura 76 kilos de alimentos al año según el Informe del “Consumo Alimentario en 2017 del Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, datos que nos colocan en el séptimo puesto de los países que más comida tiran en Europa.

La mala planificación es uno de los motivos por el que acabamos tirando alimentos y sobre todo desperdiciamos fruta, verduras y hortalizas, seguido de lácteos y productos cárnicos. En nuestro país los consumidores jóvenes, de entre 24 y 34 años son quienes más desperdician, mientras que este porcentaje se va reduciendo a medida que aumenta la edad del consumidor hasta llegar solo al 8 por ciento entre las personas de entre 55 y 65 años.

A la vista de estas cifras, y teniendo en cuenta la situación económica marcada por la crisis económica y las repercusiones del cambio climático, cada vez son más numerosas las iniciativas internacionales orientadas a frenar este despilfarro que, además de tener consecuencias sociales, impactan en el medio ambiente. En este sentido, Naciones Unidas ha propuesto reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en 2030.

A este objetivo se ha sumado Francia, primer país en aprobar una ley que prohibía a los supermercados descartar o destruir alimentos utilizables, también Italia aprobó el pasado año una Ley de Despilfarro para facilitar la donación de alimentos por parte de los productores o propietarios de establecimientos, y permitir a los ciudadanos llevarse la comida sobrante de un restaurante.

En España el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) puso en marcha la estrategia ‘Más alimento, menos desperdicio’, una iniciativa impulsada por Unilever que surgió en 2014 para contribuir a la reducción del desperdicio de alimentos y su impacto en el medio ambiente.

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