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Vitíligo: las manchas de la piel que afectan el ánimo

Winnie Harlow es  una modelo única en el mundo. La particularidad que le hace diferente es el vitíligo, una enfermedad degenerativa de la piel que le ha condicionado su vida desde los cuatro años, momento en que comenzaron los síntomas. A partir de la primera marca blanca,  la enfermedad fue a más, hasta cubrir el cuerpo de manchas simétricas, una singularidad que le supuso acoso escolar y que le ha formado el carácter como modelo internacional e imagen de una conocida marca de moda española.

El vitíligo es una enfermedad de la piel de carácter autoinmune, en la que los melanocitos son destruidos por el sistema inmunológico y dejan de producir melanina provocando zonas de la piel con pérdida de pigmento. Estas lesiones  tienen un tamaño variable y su evolución y localización en las distintas partes del cuerpo no es previsible, si bien en el tipo de vitíligo que más predomina, el vitíligo simétrico, las lesiones tienden a aparecer a ambos lados del cuerpo en zonas similares.

El vitíligo en general es una enfermedad benigna sin consecuencias importantes sobre la salud general, aunque no tiene curación y es frecuente que progrese con el tiempo. No es contagioso y puede aparecer a cualquier edad, especialmente antes de los 20 años. No existe mayor predisposición por sexo o raza, aunque los pacientes blancos, si no toman el sol, apenas muestran síntomas. La prevalencia está entre el 0,5 y el 3 por ciento de la población.

Sin duda el impacto psicológico es el efecto más importante que genera esta patología, así lo indican desde la comunidad médica y asociaciones de pacientes, quienes alertan sobre la dificultad que tienen estos para aceptar una enfermedad  que les genera problemas de autoestima, vergüenza  y dificulta sus relaciones sociales. En la actualidad no existe un tratamiento curativo para el vitíligo. Los tratamientos investigados y probados en los pacientes no funcionan en todos por igual. Por otra parte, el vitíligo es una enfermedad con una evolución muy imprevisible. En algunos pacientes se produce una repigmentación espontánea, mientras que en otros la decoloración es progresiva y puede durar toda la vida. Las opciones de tratamiento más empleadas son los corticoides tópicos (en crema), otros medicamentos aplicados sobre la piel, como tacrolimus o pimecrolimus, y la estimulación de la pigmentación de la piel mediante fototerapia, un tratamiento que en general se administra en los hospitales.

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