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Vacunar en la farmacia: ¿por qué no?

En Digital Farmadrid nos hemos hecho eco durante los últimos años de los avances conseguidos por nuestros compañeros europeos para incorporar la administración de vacunas a la cartera de servicios farmacéuticos. Es un camino que han abierto muchos países: Canadá, Irlanda, Portugal, Italia, Estados Unidos, Reino Unido o Suiza, entre otros.

En Canadá, por ejemplo, los farmacéuticos de la provincia de Alberta pueden prescribir ciertos medicamentos o están autorizados a poner inyecciones, como las vacunas contra la gripe, sin que otros profesionales de la salud se hayan rasgado las vestiduras. En Suiza, los farmacéuticos podrán también vacunar contra la gripe, la meningitis o la hepatitis A y B.

Es un debate abierto en muchos sistemas de salud, como en Francia o ahora en España a través de la propuesta del COF de Pontevedra para que las farmacias puedan administrar vacunas contra la gripe el próximo año.

Las iniciativas desplegadas hasta la fecha han demostrado su eficacia, tanto en la salud de los pacientes como en los ahorros obtenidos para los sistemas de salud, gracias a su fácil acceso para los ciudadanos en horarios de apertura mucho más flexibles que los de un centro de salud, por los que se mejora la inmunización de la población. Es una oportunidad de aprovechar al máximo el potencial de la farmacia como centro de salud.

La administración de vacunas contra la gripe estacional en Portugal ha sido así uno de los servicios más exitosos. Los resultados en Inglaterra, con la vacunación antigripal de más de 100.000 personas en las farmacias de Londres, avalan el importante papel que desempeñan los farmacéuticos en las campañas de vacunación a la hora de promover la necesidad e importancia que tiene vacunarse.  Las farmacias inglesas no se limitarán solo a vacunar contra la gripe, sino que está previsto que administren todo tipo de vacunas entre este y el próximo año, incluidas la tosferina o la meningitis C.

Son nuevas competencias sanitarias que, lógicamente deberán formar parte de un estricto protocolo, para unos profesionales que, una vez acreditados, están preparados de sobra para asumirlas. Los farmacéuticos llevamos jugando un papel en la primera línea de la atención al paciente desde hace mucho tiempo. Por eso, nos preguntamos ahora: ¿por qué no?

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