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La seguridad vial como modelo

La presidenta de la Orden Nacional de Farmacéuticos de Francia, Isabelle Adenot, comentaba recientemente en una entrevista que los farmacéuticos tenían mucho que aprender de la estrategia desarrollada en la seguridad vial para reducir el número de fallecimientos en la carretera.

Adenot recurría a este ejemplo para subrayar la importancia de llevar un registro continuo del número de errores médicos y, entre estos, de los problemas o efectos adversos asociados a la medicación, para mejorar la prevención.

Qué duda cabe que no es una tarea que solo competa o puedan realizar los farmacéuticos. Necesariamente debe involucrar a las autoridades sanitarias y al resto de profesionales sanitarios si queremos cambiar unas estadísticas de iatrogenia que, hoy por hoy, tienen una nula difusión en España.

Lo primero para cambiar esta realidad es saber exactamente las cifras en nuestro país. Porque está claro que lo que se desconoce no se evalúa y es imposible cambiarlo. Una tarea nada sencilla, ya que engloban todo tipo de errores y negligencias, desde prescribir o dispensar un medicamento equivocado, a efectos adversos e interacciones asociados a los medicamentos, entre otros impactos negativos que son la causa de un elevado número de urgencias, ingresos hospitalarios (8.757 atribuidos al envenenamiento por drogas, sustancias medicamentosas y sustancias biológicas, según el INE) y también fallecimientos.

La última estadística de defunciones del INE de 2012 recoge 62 casos asociados a los efectos adversos del uso terapéutico de drogas, medicamentos y sustancias biológicas, muy pocos si los comparamos con las 13.000 muertes en Francia relacionadas con la medicación, según las cifras expuestas por Isabelle Adenot.

Este registro continuo y exhaustivo es, sin duda, imprescindible para poder analizar el éxito o no de las políticas aplicadas para reducir el impacto de los daños causados por el mal uso de los medicamentos. Sólo así estaremos en condiciones de generar un debate y crear una conciencia social sobre lo mucho que hay en juego a la hora de utilizar los fármacos. Por su conocimiento experto del medicamento, el farmacéutico es una pieza clave de esta política de salud pública, que debe comenzar con el seguimiento profesional de la medicación de los pacientes.

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