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Puerta abierta a la esperanza en la lucha contra el COVID-19

Desde que la OMS declarará el pasado 11 de marzo la pandemia a nivel mundial, la evolución de los acontecimientos y el esfuerzo conjunto de la comunidad científica mundial, están generando gran cantidad de información que se modifica rápidamente con nuevas evidencias.

Ante el espectacular incremento de casos de COVID-19 las evidencias resultan fundamentales para la detección precoz. Por ello es conveniente repasar a sintomatología más frecuente que se han dado en los casos notificados en España. Los síntomas más frecuentes son los siguientes:  fiebre o reciente historia de fiebre (68,7%), tos (68,1%), dolor de garganta (24,1%), disnea (31%), escalofríos (27%), vómitos (6%), diarrea (14%) y otros síntomas respiratorios (4,5%).

También se han descrito otros síntomas neurológicos como alteraciones agudas del olfato y el gusto (normalmente pérdida o desaparición). Al respecto, hay que señalar datos de otros países (Corea del Sur, China, Italia, Alemania…) que hablan de una frecuencia de anosmia (pérdida del olfato, que habitualmente conlleva una pérdida del gusto) de hasta el 30-60% de los afectados por COVID-19. Por su parte, la Sociedad Española de Neurología (SEN) así como otras asociaciones, como la British Rhinological Society, también se manifiestan en este sentido.

La anosmia es un síntoma frecuente en infecciones respiratorias víricas distintas al COVID-19, especialmente cuando va acompañada de mucosidad nasal, pero lo que los pacientes describen, es la pérdida de olfato y gusto, en muchos casos de forma abrupta, asociada en mayor o menor grado a síntomas de un proceso vírico que, en el actual contexto epidemiológico, convierten al COVID-19 en el principal sospechoso. Por estos motivos, la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomienda contemplar la anosmia aguda aislada, sin otros síntomas virales, sin mucosidad y sin otra causa que la justifique, como un posible síntoma atribuible a COVID-19 aconsejando en estos casos un aislamiento de 14 días, evitando que sean vector de propagación de la enfermedad.

La mayor incidencia de esta enfermedad ha aportado nueva información que identifica a la población con más riesgos: mayores de 60 años, pacientes con enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, diabetes, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer, inmunodepresión y embarazadas. Referencia que debe de ser tomada en cuenta para extremar la protección.

Aunque en los estudios se ha observado que los niños eran tan susceptibles a la infección como los adultos, parece que los niños desarrollan un curso clínico mucho más leve.

Históricamente, las vacunas han demostrado su eficacia para el control de enfermedades infecciosas. Por ello, desde el inicio de la aparición del virus COVID-19 en humanos se han puesto en marcha muchas iniciativas con la intención de desarrollar, lo más rápidamente posible, vacunas seguras y eficaces.

También la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado de dos ensayos clínicos con remdesivir para pacientes con enfermedad moderada o grave en tres centros sanitarios, a los que se les sumarán otros cinco en los próximos días. Así como del inicio de otro ensayo clínico, promovido por la Fundación Lucha contra el SIDA (FLS), enfocado a casos confirmados no graves de COVID-19 y a quimioprofilaxis de contactos de riesgo. Por otro lado, se está finalizando la aprobación de un protocolo de ensayo clínico de la OMS para extraer información relevante de la práctica que se está llevando a cabo en centros sanitarios.

En estos momentos, la AEMPS está monitorizado junto a expertos de las agencias europeas, la Agencia Europea del Medicamento y otras agencias fuera de la Unión Europea todos los datos relativos al uso de medicamentos para el tratamiento o la profilaxis de la infección respiratoria por COVID-19. Esta colaboración va más allá y se pone a la disposición de promotores e investigadores para ofrecerles asesoría científica y reguladora con el fin de acelerar la investigación en este campo.

Autora: 

Inmaculada Castillo Lozano,  farmacéutica del Servicio Técnico-Profesional del COFM.

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