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Para prevenir la espina bífida toma ácido fólico

La espina bífida es una malformación congénita del tubo neural, que se caracteriza porque uno o varios arcos vertebrales posteriores no han fusionado correctamente durante la gestación y la médula espinal queda sin protección ósea. Este tipo de alteración resulta, después de las malformaciones que afectan al corazón, la causa más frecuente de anomalías congénitas en el recién nacido. En España entre 8 y 10 de cada 10.000 recién nacidos vivos presenta alguna malformación del tubo neural, de los cuales más de la mitad de ellos están afectados por EB, según datos facilitados por la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia (FEBHI)

La causa exacta de la espina bífida sigue siendo un misterio, todavía se desconocen las causas qué impiden el cierre completo del tubo neural, provocando una malformación. Aunque los científicos apuntan a  factores genéticos, nutricionales y ambientales, como factores desencadenantes. Pero  sobre todo, estiman que  la carencia de acido fólico antes de la concepción resulta clave en este proceso.

Básicamente existen dos tipos de espina bífida, la espina bífida oculta provocada por la malformación de una o más vértebras que queda oculta debajo de la piel  y pocas veces causa alguna señal de incapacidad. Por el contrario, la espina bífida abierta es el tipo más grave y se produce cuando la médula y sus cubiertas no se desarrollan adecuadamente, quedando expuestas al exterior sin cobertura cutánea. Este tipo genera lesiones irreversibles en las extremidades, tanto en la fuerza como en la sensibilidad de las mismas, además el control de los esfínteres queda afectado.

Por el momento, no existe un tratamiento definitivo para la espina bífida, aunque sí algunos abordajes que contribuyen a minimizar las consecuencias de la enfermedad y a mejorar la calidad de vida. No obstante, el primer paso ante un caso de espina bífida es el cierre quirúrgico del defecto, que se puede realizar durante el embarazo o mediante cirugía correctiva antes de las 24 horas del  nacimiento. La cirugía inmediata ayuda a prevenir el daño nervioso adicional por infección o trauma. Sin embargo, no se puede revertir el daño nervioso existente.

Sin duda, el aspecto más importante en el manejo de espina bífida se basa en  la prevención y para que resulte eficaz debe hacerse planificando previamente el embarazo. Al respecto la Asociación Madrileña de Espina Bífida (AMEB) señala “si todas las mujeres en edad fértil consumieran 0,4 miligramos de ácido fólico al menos 3 meses antes de quedar embarazadas y durante el primer trimestre del embarazo, podrían reducir hasta en un 70% la probabilidad de que su hijo naciera con Espina Bífida”.

En cualquier caso, y como no siempre se programa el embarazo, las mujeres en edad fértil deberían tomar una dieta rica en ácido fólico que se encuentra en las verduras de hoja verde (lechuga, espinacas) carne, hígado o cereales.

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