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¿Por qué Francia, Portugal, Australia o Canadá dicen sí a los test rápidos en las farmacias?

Más farmacia es también mayor seguridad para la población. No nos vamos a cansar de tender la mano a las administraciones, porque somos conscientes del excepcional papel que juega la red de farmacias y de su tremendo potencial sanitario para frenar la cadena de contagios de COVID-19.

Por eso, insistimos en el ofrecimiento que ya hicimos durante la pandemia: los farmacéuticos que así lo deseen estamos preparados para hacer test rápidos de detección del coronavirus. Sólo hace falta que el Ministerio de Sanidad nos autorice. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios considera que “en estos momentos, no está autorizada la dispensación de este tipo de test”. Es la respuesta recibida por el Colegio a la carta donde solicitamos autorización para dispensar pruebas rápidas de antígenos y anticuerpos en las oficinas de farmacia.

Debemos pensar que nuestras autoridades sanitarias tienen todo bajo control, a pesar de que la cifra diaria de contagios dice lo contrario, y creen innecesaria la actuación de los farmacéuticos. ¿Seguiremos, entonces, haciendo lo mismo y lamentando cada día la falta de profesionales, rastreadores y recursos sanitarios para hacer frente a la pandemia?

Continuamos pensando, y la sociedad y los medios de comunicación así lo han entendido, que la red de farmacias es un activo estratégico para frenar la cadena de contagios y ofrecer a la población una mayor certidumbre, sobre todo a las personas más frágiles o que conviven con grupos de riesgo. Con los requerimientos exigibles que se precisen y siempre desde la voluntariedad, podríamos centrarnos, por ejemplo, en los portadores asintomáticos y, gracias a los test de antígenos disponibles en el mercado, con sensibilidades superiores al 95% y especificidades cercanas al 100%, estaríamos en condiciones de informar a tiempo si una persona es portadora o no del virus, con lo que ello supone de tranquilidad para su familia y entorno, además de vigilancia para hacer cribados rápidos y efectivos en las zonas donde se registren brotes importantes de contagio.

Ello es, si cabe más urgente, en áreas rurales donde los farmacéuticos somos en muchos casos la única referencia sanitaria para sus ciudadanos, quienes deben tener las mismas oportunidades de acceder a medios diagnósticos sin necesidad de hacer largos desplazamientos a los centros y hospitales de la región.

No es un salto sin red. Países como Francia, Portugal, Australia o Canadá, por citar ejemplos de algunos de los sistemas de salud más consolidados en el mundo, han recurrido a su red de farmacias para hacer pruebas serológicas o de antígeno a la población, incrementando así sus posibilidades de detección del virus.

Lo que ya resulta más que evidente es que, si no activamos soluciones rápidas y si no utilizamos al máximo todos los recursos sanitarios a nuestro alcance, estamos condenados a volver al angustioso escenario vivido en los meses de marzo y abril. Estamos a tiempo de revertir la actual situación. Confíen, por favor, en los farmacéuticos. La población sí lo ha hecho y nos reclama.

 

Fuente: Alberta Pharmacists Association

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