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No todo es coronavirus

Después de este periodo un tanto extraño, comienza el cole. Y para que a estas alturas sepamos que no todo es coronavirus, vamos a repasar brevemente algunas de las patologías más comunes en la edad pediátrica.

  • Catarro o resfriado

Es una infección autolimitada muy común de las vías respiratorias altas, producida por varios tipos de virus, entre los que predominan la familia de los rinovirus. Puede producirse durante todo el año, pero son más comunes en invierno o temporadas de lluvia.

Se transmite de persona a persona por medio de las secreciones nasales, saliva (toses y estornudos), y fómites contaminados. En niños es muy común, ya que comparten juguetes, se llevan las manos a la cara y su sistema inmunitario no está completamente desarrollado.

Síntomas: tos, estornudos, mocos, puede cursar también con fiebre, dolor de cabeza, puede venir asociada a rinitis (mucosidad nasal), faringitis (dolor de garganta), laringitis (ronquera o afonía), bronquitis o derivar, por ejemplo, en otitis o sinusitis. Estos síntomas persisten de unos días a unas semanas.

El tratamiento es sintomatológico. Y evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene y evitando entrar en contacto con personas con síntomas de infección respiratoria.

  • Faringitis

Inflamación en la parte posterior de la garganta, que produce dolor de garganta y dolor al tragar. Lo producen sobre todo los virus del resfriado, de la gripe (aunque lo pueden producir otros virus) y algunas bacterias. El contagio es común en niños, sobre todo, en los meses más fríos.

El síntoma más común es el dolor de garganta, puede cursar además con fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, glándulas inflamadas…

El tratamiento es sintomatológico, salvo en el caso de infección bacteriana que se trataría con antibiótico.

Y evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene y evitar entrar en contacto con personas con infección de las vías respiratorias altas.

  • Laringitis

Inflamación e irritación de la laringe. Como en la laringe se sitúan las cuerdas vocales, se asocia con la ronquera o la pérdida de voz. La causa más común es por una infección vírica (muchas veces asociado con una infección en las vías respiratorias altas), pero también la pueden producir una infección bacteriana, alergia, reflujo, irritantes como el tabaco, tos crónica, forzar la voz, etc.

Los síntomas son: ronquera o afonía, fiebre, ganglios inflamados.

El tratamiento lo tiene que valorar el médico, pero generalmente es sintomatológico.

Evitamos el contagio y propagación con buenas pautas de higiene y evitando entrar en contacto con personas con infección de las vías respiratorias alta. En adultos ayuda dejar de fumar y cuidar la voz.

  • Bronquiolitis

Inflamación y acumulación de moco en los bronquios fundamentalmente en los más finos y bronquiolos, generalmente se debe a una infección viral de varios tipos de virus, el más frecuente el virus sincitial respiratorio (VSR). Es muy común en niños menores de 2 años y puede llegar a ser grave. Es más común en invierno y principio de primavera.

La infección se produce al entrar en contacto con las secreciones de nariz y garganta de un individuo infectado, por toses o estornudos, o por contacto con fómites (juguetes o superficies infectadas).

Los síntomas son: tos, fatiga, fiebre, dificultad respiratoria con sibilancias o pitos en el pecho y estertores crepitantes, falta de aliento o se les marcan las costillas y cianosis (piel morada por falta de oxígeno–urgente al hospital), etc.

El tratamiento consiste en aliviar los síntomas en función de la gravedad, por ejemplo, con aerosoles de suero, corticoides, oxigenoterapia y fluidos.

Evitar entrar en contacto con personas con infección de las vías respiratorias altas y buenas pautas de higiene, sobre todo, alrededor de los bebés.

  • Gripe

Es una infección vírica del virus influenza, muy común tanto en niños como en adultos y de fácil diseminación. Se transmite persona a persona mediante las secreciones de personas infectadas que tosen, estornudan o hablan, o mediante superficies o fómites infectados.

Los síntomas son:  fiebre, tos, fatiga, dolor de garganta, cabeza, dolor muscular, congestión nasal y rinitis. Puede derivar a complicaciones como otitis, sinusitis, bronquitis, neumonía, etc.

El tratamiento es sintomático.

Para evitar el contagio y propagación se recomiendan unas buenas pautas de higiene, evitar entrar en contacto con personas con infección de las vías respiratorias altas y, como es una infección que puede ser grave, se recomienda la vacunación anual sobre todo para los grupos de riesgo, como personas con determinadas enfermedades, mayores de 65 años, embarazadas y sanitarios.

  • Otitis

Infección e inflamación del oído, la más común es la otitis media. Se produce porque la trompa de Eustaquio, que va desde el oído a la garganta y sirve para drenar los líquidos que produce el oído, está inflamada o bloqueada (por ejemplo, por un resfriado, alergia, exceso de moco, malformación de la trompa, etc.), se acumula el líquido en el oído medio detrás del tímpano, lo que puede causar la infección. Esta infección puede ser tanto vírica como bacteriana.

Son infecciones muy comunes en bebés y niños, aunque también lo pueden padecer los adultos. Si la infección dura mucho tiempo o aparece y desaparece, se conoce como otitis crónica.

Los síntomas son: dolor de oído, pérdida auditiva, líquido en los oídos, fiebre, malestar, congestión, en bebés irritabilidad y llanto. A veces se cogen de las orejas, aunque no siempre que lo hacen es por otitis.

Se aumenta el riesgo de padecer otitis con el sistema inmunitario deficiente, convivir con fumadores, asistencia a la guardería, después de un resfriado…

El tratamiento lo tiene que valorar el pediatra según el diagnóstico y puede ser: gotas óticas, antibiótico oral, analgésicos-antiinflamatorios.

  • Boca-mano-pie

Afección contagiosa causada por diferentes virus enterovirus, común en menores de 5 años.

Los síntomas son: fiebre, pérdida del apetito, dolor de garganta, llagas dolorosas en la boca y un sarpullido de puntitos rojos que pueden convertirse en ampollas especialmente en la planta de las manos y los pies (aunque también pueden desarrollarse en otras zonas, como rodillas, o nalgas). Hay personas, sobre todo los adultos, que pueden ser asintomáticos, pero aun así pueden contagiar la enfermedad.

El contagio se produce sobre todo durante la primera semana por el contacto con saliva (tos, besos y abrazos a los niños…), heces, con el líquido de las ampollas de una persona contagiada o contacto con fómites.

El tratamiento es sintomatológico.

Y evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene.

  • Gastroenteritis

Inflamación del revestimiento interno del estómago y de los intestinos delgado y grueso, causada por una infección por virus generalmente, pero también puede ser por bacterias o parásitos, aunque también la puede provocar la ingestión de toxinas y fármacos. Se transmite por agua o alimentos contaminados, o persona a persona.

Los síntomas son: diarrea, vómitos, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, etc.

El tratamiento es sintomático, sobre todo rehidratación, ya que el principal problema es la deshidratación por la pérdida de agua y electrolitos. Hay que tener especial precaución en bebés, niños y ancianos.

Evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene.

  • Roséola

Es una enfermedad infecciosa que afecta a lactantes y niños (normalmente entre 6 meses y 3 años) causada sobre todo por el virus del herpes humano 6b (HHV-6B). Es más frecuente en primavera y otoño.

El periodo de incubación dura de 5 a 15 días y los síntomas son fiebre alta, que ronda los 40ºC durante varios días, y exantema o erupción roja y plana, que se desarrolla cuando la fiebre vuelve a valores normales. Suele aparecer en tórax o abdomen y se extiende a cara brazos y piernas, no pica y dura desde horas a 2 días. También puede cursar con rinorrea, dolor de garganta, malestar gástrico, ganglios inflamados, irritabilidad, etc.

El tratamiento es sintomático y evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene.

  • Escarlatina

Es una infección producida por Streptococcus A, estas bacterias producen una toxina que produce el sarpullido característico de la infección. Se transmite fácilmente persona-persona por las secreciones de personas infectadas (aunque sean asintomáticas) que tosen, estornudan o hablan, o mediante superficies o fómites infectados. Es común en niños, pero también la pueden padecer adultos, sobre todo aquellos en contacto con niños.

El periodo de incubación dura entre 2 y 5 días y los síntomas incluyen fiebre, malestar general, dolor de garganta, lengua roja y con forma de fresa, vómitos, dolores abdominales, sarpullido rojo característico que aparece en cuello, axilas e ingles. Posteriormente se extiende al resto del cuerpo y desaparece a los 7 días.

El tratamiento incluye antibiótico y evitamos el contagio y la propagación con buenas pautas de higiene.

  • Piojos

Son insectos que viven en el cuero cabelludo, cejas y pestañas. Muy contagiosos por contacto entre personas y muy común en niños en edad escolar.

Los síntomas son: picor en el cuero cabelludo, pueden producir protuberancias pequeñas y rojas en el cuero cabelludo, cuello y hombros, aparecen pequeñas motas como caspa en el pelo, muy difíciles de desprender (son los huevos o liendres).

Se recomienda revisar regularmente el pelo del niño para detectar y tratar lo antes posible. En el caso de hallar piojos o liendres vivas:

  • Tratar con productos específicos siguiendo las instrucciones, pasar una liendrera para eliminar los huevos y repetir el tratamiento a los 10 días.
  • Revisar el pelo del resto de la familia
  • Lavar ropa de cama, toallas y todo lo que pudiera estar en contacto con la cabeza del niño.

Es muy difícil prevenir el contagio en niños sobre todo en colegios. Es importante que si tu hijo tiene piojos lo trates y lo comuniques a la escuela para que se informe al resto de padres y revisen a sus hijos. Existen sprays que pueden ayudar a prevenirlo.

 

Para terminar, compartimos unasBuenas pautas de higiene”:

  • Limpieza de manos frecuente con agua y jabón o gel hidroalcohólico (no recomendado en menores de 2 años) para no contagiarte y para evitar la propagación de los virus.
  • Evitar tocarse la cara, sobre todo, boca, cara y ojos con las manos sucias.
  • Evitar estar en contacto con personas infectadas.
  • Evitar en la medida de lo posible estar en espacios cerrados con mucha gente y mal ventilados.
  • Ahora con el coronavirus, el uso correcto de mascarillas homologadas, siguiendo las recomendaciones tanto de los laboratorios fabricantes como de los sanitarios.

 

 

Texto: Cristina García-Agulló Pardo, Farmacéutica del Servicio de Información Técnica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

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