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¿No sería todo (vacunación y test rápidos) más seguro en la farmacia?

Es la pregunta que la profesión y también muchos expertos se hacen: ¿por qué no se aprovecha la red española de farmacias? ¿O es que solo se reconoce el rol de los farmacéuticos cuando llegamos al límite, cuando España no tuvo más remedio que echar el cierre en marzo sin apagar, eso sí, la luz de las farmacias?

El exsecretario de Sanidad, José Martínez Olmos, lo ha dicho recientemente: “La red de farmacias se puede aprovechar mucho mejor. Hay unos 60.000 farmacéuticos que podrían ayudar en la detección precoz mediante estos test rápidos; eso sí, debe estar integrado en el sistema”.

 

Lo mismo cabe decir de la vacunación contra la gripe: ¿y por qué no en la farmacia? ¿Acaso están equivocadas o han sido temerarias las autoridades sanitarias de los 14 países europeos que han confiado en sus farmacéuticos para administrar y acceder a estas vacunas en las farmacias? ¿Han sido malos sus resultados? Al contrario, el incremento de la tasa de vacunación está ahí para aprender de ellas y ninguno de esos países ha echado marcha atrás.

Nuestras autoridades se enfrentan ahora al reto de limitar la circulación del virus SARS-CoV-2 al mínimo posible y evitar que coincida con la circulación masiva del virus de la gripe. ¿Qué van a hacer para impedirlo? Sabemos que sí han comprado más vacunas antigripales que nunca, pero ¿son conscientes de que la población tiene miedo de acudir a los centros de salud por temor a contagiarse? ¿Cómo van a aumentar la tasa de vacunación en más de 20 puntos hasta alcanzar el objetivo del 75% de la población diana?

Este Colegio, y la profesión en su conjunto, dieron un paso al frente durante la pandemia y no se cansará de trabajar y de proponer soluciones que apunten siempre al bien común. Somos profesionales sanitarios y estamos preparados para asumir nuevos retos para cuidar de los ciudadanos. Es el lema que hemos elegido para celebrar el Día Mundial del Farmacéutico.

Lo que no entendemos es ¿por qué hay tanto miedo a probar nuevas cosas y, sobre todo, a utilizar de forma racional los recursos al alcance? Durante la pandemia, hemos hecho atención farmacéutica domiciliaria, hemos renovado tratamientos crónicos a través de la receta electrónica y los pacientes hospitalarios han recogido sus tratamientos en las oficinas de farmacia sin necesidad de desplazarse a centros colapsados.

Vivimos un momento excepcional que está marcando a sangre y fuego a un país y que exige respuestas rápidas, pero seguimos perdidos en burocracia y falsos debates competenciales.

Mientras las autoridades no se deciden, los ciudadanos no pierden el tiempo. También buscan sus propias soluciones a costa de poner en riesgo su propia salud: unas veces acudiendo a Internet para comprar los nuevos test rápidos de antígenos o serológicos; en otros casos, incluso, consultando tutoriales en Youtube para administrarse ellos mismos una vacuna o lo que haga falta.

La pregunta sigue siendo: ¿no sería más seguro todo contando con la farmacia?

 

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