Líneas rojas en política farmacéutica

El Gobierno parece dispuesto a marcar con claridad sus competencias en política de precios y acceso a los medicamentos. Queda ahora por ver si lo logrará con los cambios introducidos en el proyecto de ley que modifica la actual ley del medicamento 29/2006 y que se aprobará en las próximas semanas.

Creemos que el proyecto, que incorpora las directivas europeas de farmacovigilancia y medicamentos falsos, apunta en la buena dirección. Porque no parece de recibo que Andalucía subaste lotes de principios activos al mejor postor para luego obligar a las farmacias a dispensarlos en exclusiva. Tampoco que Valencia proponga concertar las condiciones de la prestación farmacéutica de forma individual con cada farmacia o permita la dispensación de medicamentos y productos sanitarios en los ambulatorios. Y, mucho menos, que los ciudadanos de Cataluña o Madrid tengan que abonar una tasa de un euro por receta, además del dinero aportado por el nuevo sistema de copago farmacéutico.

Desde que se anunció esta última medida, este Colegio denunció y rechazó, como saben, la polémica tasa que acabó imponiéndose durante 29 días de enero. Fueron, sin duda, días para olvidar. Los farmacéuticos pasamos las de Caín, porque generó una burocracia y polémica excesivas, promovida también en parte por los llamamientos insolidarios efectuados desde algunos colectivos sanitarios, que nos alejó de nuestro verdadero papel como profesionales sanitarios. Al final, el Tribunal Constitucional suspendió la medida de forma cautelar y la Administración regional supo zanjar bien el asunto.

Esperamos, por ello, que los cambios impulsados por el Ministerio de Sanidad eliminen este tipo de incertidumbres y consigan unificar las políticas para garantizar la igualdad en el acceso a los medicamentos de los ciudadanos y a los mismos precios, sin necesidad de abrir para ello nuevos frentes regulatorios en el sector. Es un objetivo deseable que si sale adelante beneficiará a los ciudadanos y reforzará nuestro modelo farmacéutico.