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Las diferencias que delimitan la salud de los hombres

Los hombres y mujeres también son diferentes ante la enfermedad.  No todas las patologías afectan de igual manera a los hombres que a las mujeres, aunque se enfrentan a  problemas comunes de salud como la hipertensión arterial,  los problemas articulares –que inciden más en la mujer-, el aumento del colesterol, los trastornos mentales o la diabetes. A pesar de ello,  los hombres  todavía se muestran más reacios que las mujeres a practicar la medicina preventiva, y hacerse revisiones rutinarias. Sin embargo, parece que algo empieza a cambiar y muestran una mayor preocupación por su apariencia, vigilando la alimentación o haciendo ejercicio físico, aspectos todos ellos relacionados con su propia salud.

Pese a que la brecha en la expectativa de vida entre hombres y mujeres sigue disminuyendo, los varones necesitan tener más cuidado respecto a enfermedades que son exclusivas de su género, principalmente aquellas que afectan al aparato reproductor masculino. Si hablamos de las principales amenazas para la salud exclusivamente masculina vemos que las más frecuentes son los problemas de erección y de próstata.

La disfunción eréctil se define como la incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual. Padecer un problema de erección aislado en el tiempo o un “gatillazo” no significa que exista disfunción eréctil; debe existir durante tres meses con clínica repetida para hacer un diagnóstico definitivo.

Los problemas de erección son mucho más frecuentes de lo que habitualmente se cree. Tampoco son consecuencia de la edad; aunque son más comunes a medida que la edad avanza, no son una característica propia del envejecimiento. En cualquier caso, ante los síntomas de disfunción eréctil, no hay que dudar y es recomendable consultar a un profesional sanitario (médico, farmacéutico). La probabilidad de éxito del tratamiento será mayor cuanto antes se empiece. Además, tras la disfunción eréctil se pueden ocultar otros  problemas de salud (como por ejemplo, diabetes mellitus o enfermedades  cardiovasculares), que requieren de un tratamiento concreto.

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