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La Inmaculada Concepción, patrona de los farmacéuticos

El 8 de de diciembre se celebra la festividad de la Inmaculada Concepción de María, patrona de los farmacéuticos, de la infantería y de numerosos pueblos y ciudades de España, Portugal, Italia e Hispanoamérica en su conjunto.

Para los católicos, la Inmaculada Concepción ha constituido un debate doctrinal desde el siglo IV. Para sostener la naturaleza divina de Jesucristo, distintos teólogos católicos sostenían  que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. Esta afirmación la basan en el Evangelio de San Lucas (1,28) que narra el saludo a María del arcángel Gabriel con la frase “llena eres de gracia”.

Esta doctrina tuvo numerosos seguidores, en el caso español desde el XI Concilio de Toledo, año 675, en el que el rey visigodo Wamba se proclamó “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Fernando III el Santo, Jaime I el Conquistador, el emperador Carlos V o Felipe II, fueron devotos de la Inmaculada y portaron su estandarte en sus campañas. Durante todo el siglo XVI se revitalizará este fervor y surge gran número de cofradías bajo la advocación de la Pura y Limpia Concepción de María, consagradas a las labores caritativas y asistencia social. La fiesta de la Inmaculada fue fiesta de guardar en todo el Imperio español desde el año 1644; y fue declarada por el Papa Clemente XI fiesta de guardar en toda la Iglesia desde 1708. El rey Carlos III, ya a finales del siglo XVIII, creó la Orden de Carlos III y declaró a la Inmaculada patrona de sus estados.

En el siglo XIX la Inmaculada Concepción de María pasó de doctrina a dogma de fe a partir de la bula Ineffabilis Deus, del Papa Pio IX, que se proclamó el 8 de diciembre de 1854.

Desde esa fecha, coincidente por otra parte con los inicios de la Farmacia como carrera universitaria, los farmacéuticos católicos la consideran su patrona.

En la imagen uno de los veinte cuadros conocidos de Bartolomé Esteban Murillo, pintor barroco sevillano del siglo XVII, dedicado a la Inmaculada Concepción. En concreto se trata de un fragmento de “La Inmaculada Concepción de El Escorial”, pintado hacia 1660 y conservado en el Museo del Prado de Madrid.

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