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Día Mundial del Alzhéimer

El alzhéimer borra la memoria, no los sentimientos.  (Pascual Maragall)

 

Cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer y, con este motivo, la Confederación Española de Alzhéimer (CEAFA) ha lanzado el lema “Cero omisiones. Cero Alzheimer”, que plantea sus reivindicaciones y propuestas centrándose en la importancia de un diagnóstico precoz para una correcta intervención terapéutica en el paciente y, además, reducir las altísimas cifras de infradiagnóstico que, según la de Sociedad Española de Neurología (SEN), puede alcanzar alrededor del 30% de los casos sin diagnosticar.

La enfermedad de Alzheimer fue descrita por primera vez en 1906 por Alois Alzheimer y es una patología neurodegenerativa de curso progresivo que representa la forma más común de demencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que representa entre un 60-70% de los casos en los mayores de 65 años y es una de las principales causas de muerte en este grupo.

La demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento como se tiende a pensar. Es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria, y representa una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en el mundo.

Como todas las enfermedades neurodegenerativas, en especial las demencias que son de curso progresivo, el diagnóstico de la enfermedad afecta no solo a la vida del paciente, sino también a todo su entorno. Según datos de la OMS, la mayoría de los cuidadores de personas con demencia son familiares. Por este motivo, los procesos de intervención terapéutica han de dirigirse al conjunto de la familia afectada por alzhéimer u otro tipo de demencia.

 

Etiología: Factores de riesgo más importantes

  • El principal factor de riesgo es el envejecimiento. Las formas tempranas de la enfermedad solo aparecen entre un 1 y un 6% de los pacientes diagnosticados
  • Factores genéticos: aproximadamente el 40% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer presenta antecedentes familiares. Sin embargo, este porcentaje aumenta al 60% si la enfermedad aparece antes de los 60 años de edad.
  • Género femenino.
  • Síndrome de Down.
  • Traumatismo cerebral con pérdida de consciencia de más de una hora.
  • Existen otros factores de riesgo, como problemas cardiovasculares, pérdidas de actividades cognitivas y sociales, hábitos poco saludables que podrían tener relación con la aparición de la enfermedad. Por ejemplo, algunos estudios apuntan a la relación entre la enfermedad de Alzheimer con infecciones como la periodontitis.

 

Síntomas: Fases de la enfermedad

Los síntomas principales son déficit de funciones cognitivas, trastornos psiquiátricos y pérdida de la capacidad de realizar las funciones básicas por sí mismo, lo que se traduce en la dependencia de estos pacientes.

La enfermedad es progresiva y cursa en tres fases:

Fase inicial o ligera: Pérdida de memoria esporádica y de la capacidad de recordar datos nuevos o recientemente aprendidos; dificultad en la atención, resolución de problemas y uso de palabras; desorientación; pérdida de espontaneidad y excesiva pasividad.

Fase intermedia o moderada: Se agravan todos los problemas anteriores de memoria, lenguaje… Puede aparecer depresión, ansiedad, agitación, agresividad, insomnio. Empieza a ser dependiente.

Fase avanzada o grave: Dificultad para entender el lenguaje hablado o escrito, va perdiendo el habla, se acentúan los síntomas conductuales y psicóticos. Pérdida de control de esfínteres. La dependencia se va haciendo total de manera progresiva.

Estadio final: el paciente pierde la motilidad.

La vida emocional se mantiene en todas las fases a un nivel rudimentario y es común que tengan destellos de lucidez.

 

Fisiopatología de la enfermedad

La enfermedad es una proteinopatía. Las lesiones más características de la enfermedad son:

  • Placas seniles o neuríticas extraneuronales de amieloide beta (Aβ) son las lesiones específicas. Dañan las señales sinápticas.
  • Ovillos neurofibrilares (ONF) intraneuronales formados por proteína tau asociada a los microtúbulos del citoesqueleto neuronal que contribuyen a la muerte neuronal por un proceso de neurodegeneración transináptica.

Estas lesiones presentan una distribución selectiva con un patrón progresivo específico.

En el cerebro se puede observar una disminución del peso y volumen, aumento del tamaño de los ventrículos y la profundidad de los surcos, muy marcada en determinadas zonas del cerebro. Hay pérdida neuronal y sináptica.

 

Diagnóstico

Se lleva a cabo una exploración clínica del paciente con la ayuda de un acompañante que conoce al paciente (test del informador), una exploración neurológica y un examen de estado mental. Como es una enfermedad neurodegenerativa progresiva, el inicio de la enfermedad de Alzheimer es largo y asintomático.  En este periodo sí se producen cambios fisiopatológicos. Estos pacientes son clínicamente normales, pero con biomarcadores positivos y con riesgo aumentado de sufrir los síntomas de la enfermedad clínica. Tener marcadores positivos no implica necesariamente que vayan a aparecer alteraciones clínicas. Se está estudiando la capacidad predictiva de estos marcadores en este grupo. Otros pacientes pueden presentar alteraciones conductuales y cognitivas (enfermedad de Alzheimer clínica (EA-C).

Hay diversos estudios que pretenden pronosticar y diagnosticar la enfermedad de forma precoz. Por ejemplo, un estudio reciente sugiere que la conducción con GPS puede servir como un biomarcador digital eficaz y preciso para identificar la enfermedad de Alzheimer preclínica entre los adultos mayores.

 

Tratamientos y terapias

En una enfermedad irreversible e incurable. La terapia disponible sirve para paliar los síntomas, actuando sobre las alteraciones neuroquímicas que mejoran la clínica de la enfermedad.

Como medidas profilácticas se recomiendan unos hábitos saludables, como es una buena dieta, evitar el alcohol y el tabaco, actividad física adecuada, controles de glucemia y tensión regulares, actividad intelectual estimulante y continuada, y actitud positiva ante la vida.

 

Apoyo a las personas dependientes y a las familias

Es un proceso muy duro tanto para las familias que ven el cambio y la dependencia, como para la persona enferma que lo sufre y, en muchos casos, es consciente de ello.

Es muy importante transmitir a los cuidadores que es necesario tratar con respeto y consideración a la persona con Alzheimer, ya que, incluso en la fase avanzada de la enfermedad, son capaces de percibir las emociones e incluso transmitirlas en muchos casos y pueden darse momentos de lucidez.

“Recuerdo a mi abuela cambiando la expresión de la cara cuando le presenté a su bisnieto, moviendo la mano si se la dabas, agradeciendo con la mirada las caricias, tarareando canciones familiares en una fase muy avanzada de la enfermedad, y es preciso y precioso conservar esos momentos.” (Cristina García-Agulló Pardo)

Existen asociaciones de apoyo a las familias que sufren esta enfermedad. Entre otras:

 

Otros enlaces de interés

 

Cristina García Agulló.

Farmacéutica Servicio Información Técnica del COFM

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