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CUIDADO DE LA PIEL TRAS EL USO DE MASCARILLAS, GELES Y GUANTES

La necesidad de lavarnos frecuentemente las manos con agua y jabón, el uso de geles hidroalcohólicos, guantes y mascarillas pueden acabar dañando la piel del rostro y de las manos.

Cuando se utiliza la mascarilla durante mucho tiempo, se pueden generar heridas por la fricción que ejerce sobre la piel, apareciendo rozaduras en la zona (dermatitis irritativa). Además, se pueden desencadenar cuadros de alergia a los materiales de la mascarilla (dermatitis alérgica de contacto) y para las personas que sufren dermatitis seborreica, rosácea, acné u otras afecciones de la piel, puede suponer un empeoramiento de la patología.

El ambiente húmedo y caliente que se genera debajo de la mascarilla, al quedar bajo oclusión, provoca una acumulación de sudor y grasa en la piel que puede favorecer la proliferación de bacterias y la aparición de brotes de acné.

También es frecuente la aparición de xerosis o sequedad en la piel, notando tirantez, picor y escozor. Esto es debido a que la escasa ventilación de la zona y la humedad retenida hace que el poro se dilate y aumente la pérdida transepidérmica de agua.

Se puede pensar que las mascarillas de mayor capacidad de filtración (FFP2, FFP3) o más rígidas, podrían ser más lesivas, pero este factor no es tan importante como el tiempo que se necesite usar la mascarilla o colocarla de forma inadecuada. Las que son más estancas, van más ajustadas a la piel, la ventilación puede ser más reducida incrementándose así la humedad en la zona. Puede resultar beneficioso ir cambiando de modelo o marca de mascarilla para intentar que apoyen o rocen en zonas diferentes y así evitar la aparición de lesiones.

Recomendaciones para evitar lesiones cutáneas por el uso de las mascarillas

Es conveniente limpiar bien la piel de la cara, antes y después del uso de la mascarilla. Se puede lavar la cara con agua templada y jabones limpiadores suaves, mejor sin perfume, con jabón tipo syndet (Synthetic Detergent” o jabones sin jabón) que al tener un pH entre 5 y 7, más afín al de la piel, evitan su irritación y proporcionan una limpieza más suave; son la mejor opción para las pieles sensibles. También se puede emplear agua micelar que hidrata, refresca y calma la piel. Después, se aconseja aplicar una crema hidratante para hidratar la zona y recuperar los nutrientes y el agua que la piel necesita.

Unos minutos antes de ponernos la mascarilla, sería recomendable aplicar en las zonas donde nos roce o presione la mascarilla (orejas, nariz y las mejillas) una crema barrera o un apósito hidrocoloide en las zonas de presión, que actuarán como almohadillas, minimizando así el daño en la piel. Se puede aplicar vaselina o las típicas pastas al agua que formarán una película protectora en la piel e incluso algunas llevan incorporados ingredientes como el aloe vera o el aceite de caléndula, que además presentan propiedades hidratantes, reparadoras y calmantes.

Evitar en lo posible el uso de maquillaje, si no es posible, conviene evitar las bases de maquillaje muy untuosas, mejor una fluida. El maquillaje incrementará el efecto oclusivo, la obstrucción y la suciedad de los poros de la epidermis. Además, los pigmentos existentes en el maquillaje podrían interferir en el filtrado de la mascarilla, disminuyendo su eficacia.

Como los labios también se van a resecar se recomienda usar bálsamo labial que los nutra y repare.

La mascarilla no protege de los rayos solares. Por lo tanto, es esencial, antes de salir a la calle, aplicar un protector solar adecuado para nuestro tipo de piel y con un factor de protección alto (30-50). Este año, debido al confinamiento que hemos sufrido, no ha habido una exposición paulatina al sol, nuestra piel está mucho más sensible y tendremos un mayor riesgo de sufrir quemaduras solares

Las personas que presentan patologías dermatológicas previas, como el acné, deben cuidar de una forma mucho más exhaustiva su piel y seguir estrictamente sus rutinas y tratamientos.

Por otra parte, el uso repetido de sustancias detergentes e irritantes sobre las manos, como los jabones y los geles hidroalcohólicos, van alterando la capa lipídica de la piel, provocando irritación, sequedad e incluso descamación. Suele ser más frecuente en el dorso que en las palmas de las manos, ya que la piel de esta zona es más gruesa y resistente.

Se recomienda lavarse las manos con agua templada, no es conveniente utilizar agua caliente, especialmente en las personas con dermatitis de contacto previas. El jabón no debe ser demasiado desengrasante y debe respetar el pH de la piel. No hay evidencias que indiquen que el uso de jabones antibacterianos sea más adecuado que el jabón normal, por tanto, en el caso de personas con eczemas podría ser más adecuado el uso de jabones syndet para el lavado de manos. Usar la cantidad de jabón adecuada, si usamos mucho jabón y no nos enjuagamos bien, puede quedarse acumulado entre los dedos pudiendo favorecer las irritaciones. Secar muy bien las manos para que no queden restos de humedad entre los dedos. También es conveniente mantener las uñas bien cortas para facilitar su limpieza.

Se aconseja el uso frecuente de cremas de manos con componentes hidratantes, calmantes y reparadores (aloe vera, centella asiática, aceite de almendras).

El uso continuado de geles con alto contenido en alcohol puede resacar la piel, incluso en pieles sanas, por ello, es recomendable usar aquellos que lleven además humectantes y aceites para que no resequen, pudiendo mejorar la hidratación

En cuanto al uso de guantes, la falta de recambio del guante favorece la maceración de la piel de las manos pudiendo provocar dermatitis. No se deben poner los guantes sobre las manos húmedas.

 

Texto:

Mª ISABEL RODRÍGUEZ TEJONERO

DOCTORA EN FARMACIA. SERVICIO DE INFORMACIÓN TÉCNICA DEL COFM

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