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¡Cuidado con la salmonelosis!

La salmonelosis es un tipo de intoxicación alimentaria causada por la bacteria Salmonella.

Causas

La Salmonella puede encontrarse fácilmente en nuestra cadena alimenticia y el medio ambiente. Se contagia a través del consumo de alimentos o agua contaminada y por el contacto con personas o animales infectados. Los animales que son portadores de esta bacteria con más frecuencia son los reptiles (tortugas, lagartijas y serpientes) y las aves (pollos, patos y gansos).

Cualquier alimento crudo de origen animal, como las carnes, las aves, la leche y los productos lácteos, los huevos y los pescados, así también como algunas frutas y verduras pueden contener Salmonella. La bacteria puede sobrevivir causando enfermedades si las carnes, las aves y los huevos no son cocinados hasta una temperatura interna mínima adecuada, y si las frutas y verduras no son lavados adecuadamente. La bacteria también puede contaminar otros alimentos que estén en contacto con las carnes y las aves crudas. Las aves de corral pueden ser portadoras de estas bacterias, pudiendo contaminar la parte interior de los huevos antes de que se forme la cáscara. Los huevos también pueden ser contaminados por los excrementos de las aves.

Aunque cualquier persona puede contraer la enfermedad, su incidencia es mayor entre bebés y niños.

Síntomas

A pesar de que algunas personas no muestran síntomas de salmonelosis, la mayoría presenta los siguientes síntomas entre 8 a 72 horas después de comer el alimento contaminado:

  • Fiebre
  • Diarrea
  • Cólicos abdominales
  • Dolor de cabeza
  • Náuseas, vómitos y pérdida de apetito

Los síntomas usualmente desaparecen dentro de un plazo de 4 a 7 días. Muchas personas con salmonelosis se recuperan sin tratamiento, sin embargo, esta enfermedad puede ser peligrosa, especialmente para bebes, niños pequeños, mujeres embarazadas, ancianos, así como para personas con el sistema inmunitario débil o enfermedades crónicas.

Prevención

  • Lavar las manos con agua tibia y jabón al menos durante 20 segundos antes y después de manejar los alimentos y después de usar el baño, cambiar pañales y tocar mascotas.
  • Lavar los utensilios, tablas de cortar, vajilla y superficies, con agua caliente y jabón después de preparar cada alimento y antes de preparar el siguiente.
  • Usar toallas de papel para limpiar las superficies de cocina. Si se emplean paños de tela, limpiarlos a menudo en lavadora con el ciclo caliente.
  • Separar las carnes, aves y pescados crudos de otros alimentos en el carrito de la compra y en la nevera. Evitar colocar los alimentos cocinados en el mismo plato que fue usado para carnes, aves y pescados crudos.
  • Desechar los huevos sucios o rotos.
  • Lavar los huevos solamente si se van a cocinar o consumir de forma inmediata. El lavado destruye la fina película protectora que recubre la cáscara y los gérmenes pueden penetrar disueltos en el agua a través de los poros y contaminar el interior del huevo, proliferando durante el período de conservación.
  • Utilizar huevos pasteurizados para elaborar alimentos que contengan huevos crudos o poco cocidos.
  • Cocinar adecuadamente, hasta que la yema y la clara estén firmes, los alimentos hechos a base de huevo, especialmente durante el verano.
  • No someter al huevo a cambios bruscos de temperatura, ni a temperaturas elevadas durante su almacenamiento o conservación. Mantener los huevos en el frigorífico tras la compra, sacar en cada ocasión solamente los que se vayan a emplear.
  • Debido a que la Salmonella se encuentra en las heces, sólo es necesario aislar a las personas con diarrea activa que no puedan controlar sus hábitos intestinales (por ejemplo, bebés, niños pequeños y ciertas personas discapacitadas). La mayoría de las personas infectadas podrán regresar al trabajo o a la escuela cuando puedan controlar dichos hábitos, siempre y cuando se laven muy bien las manos después de evacuar.

Tratamiento

La mayoría de las personas infectadas por Salmonella se recuperan sin tratamiento o sólo necesitan líquidos para evitar la deshidratación. Por lo general, no se recomienda el uso de antibióticos ni de medicamentos que controlen la diarrea.

Casos en que se debe acudir al médico

  • Fiebre alta (más de 38,6ºC).
  • Diarrea por más de 3 días que no mejora.
  • Heces con sangre.
  • Vómitos prolongados que no permiten mantener los líquidos en el cuerpo.
  • Signos de deshidratación, como producción escasa de orina, sequedad de la boca y la garganta o mareos al ponerse de pie.

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