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Con las medicinas no se juega

¿Te has automedicado alguna vez? Seguramente, sí. Cuando se trata de salud no se debe jugar. El 28% de los ciudadanos españoles consume medicamentos que no le han sido prescritos por el médico.  Es una mala costumbre que se hace en cualquier época del año, aunque se incrementa más en invierno, debido a los enfriamientos, gripes y catarros, entre otras dolencias, que se consideran que son leves, pero que realmente no lo son.  Se entiende por automedicación el uso irracional y descontrolado de fármacos sin ningún tipo de precaución ni respaldo del médico o farmacéutico.

Algunas veces, cuando caemos enfermos, creemos saber lo que nos pasa, y es ahí cuando queremos evitar ir al médico y optamos por automedicarnos. Sin embargo, hay que tener claro que, lejos de recuperarnos, lo que conseguimos con esta actitud es que, por ejemplo, nuestro cuerpo cree resistencia a los antibióticos, y por un mal tratamiento en dosis y tiempo se complique la enfermedad.

Todo tratamiento antimicrobiano debe ser prescrito y supervisado por un médico, ya que esto favorece su buena administración, evita el desarrollo de resistencias bacterianas y permite la vigilancia de posibles efectos adversos.

Existen muchas razones para la automedicación, una de ellas es el desconocimiento de las consecuencias que puede ocasionar. Es ese el principal motivo por el que se toma la iniciativa de intentar resolver por nosotros mismos nuestros problemas de salud. Además, muchas personas creen que están lo suficiente capacitadas para distinguir síntomas leves para automedicarse sin necesidad del consejo médico ni farmacéutico.  Otros se automedican por comodidad, para no hacer colas en consultas y recurren al botiquín casero.

Muchos estudios relacionan la automedicación con síntomas como dolores de cabeza,  gripes, resfriados, problemas digestivos, dolores musculares, etc. Los analgésicos y los antibióticos son dos de los grupos farmacológicos más usados en automedicación. Tanto uno como otro presentan posibles riesgos individuales y colectivos, fundamentalmente el uso de antibióticos y la generalización de las resistencias bacterianas.

Para evitar esta tentación a automedicarse, y con el fin de hacer un uso racional de los medicamentos, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recuerda en su web que ‘Los medicamentos no son un juego’,  donde responde a las preguntas frecuentes que han surgido con este problema de salud pública.  El objetivo es que todos los ciudadanos sigan teniendo acceso al medicamento que necesiten, cuándo y dónde lo necesiten y en condiciones de efectividad y seguridad. El trabajo que los farmacéuticos realizan en los procedimientos de Atención Farmacéutica también tiene una importancia esencial, ya que asegura la accesibilidad al medicamento ofreciendo, en coordinación con el médico, consejo sanitario, seguimiento farmacoterapéutico y apoyo profesional a los pacientes.

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