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‘Compliance’: voluntad de cumplir y autorregularse

Con la ley y los valores éticos no se juega. Por eso, el Colegio ha decidido implantar un Modelo de Cumplimiento Normativo (Compliance) que contribuirá a un mejor control y vigilancia de  la actividad de la Corporación y orientará todos los procesos de toma de decisión en la misma.

El diseño del Modelo ha llevado a definir y aplicar un conjunto de políticas, normas y procedimientos, algunos de los cuales en los primeros meses de 2016, si bien con la sistemática y ordenación que deriva de un proceso gradual de implantación.

A través de estas políticas, normas y procedimientos el Colegio hace efectiva su voluntad de autorregularse y de reafirmar una cultura corporativa respecto del cumplimiento de la ley y el respeto a los  principios y valores éticos y a las buenas prácticas.

¿Por qué? Lo explica muy bien Raquel Sánchez Sanz, la compliance officer u oficial de cumplimiento del Colegio en una entrevista reciente en El Global. Una vez que la reforma del Código Penal de 2010 introdujo en nuestro ordenamiento jurídico la responsabilidad penal de las personas jurídicas, y, en consecuencia, también la de los colegios profesionales, resulta imprescindible articular los mecanismos para acreditar que la misma ejerce un “debido control”, algo que desde 2010 ha permitido “atenuar” las  potenciales penas.

Se ha de tener en cuenta, además, como subraya la responsable de los Servicios Jurídicos del COFM, que la Ley Orgánica 1/2015, que introdujo nuevos cambios en el Código Penal, permite ya a las personas jurídicas eximirse de estas penas, siempre que se establezcan, antes de la comisión del delito, medidas de control para detectar, prevenir y evitar infracciones penales, medidas eficaces, con los elementos y estructura que el propio Código define, y que cada organización debe adaptar a sus peculiaridades y a las características de su objeto y actividades.

Y eso es lo que ha hecho el Colegio, identificar bien los riesgos e introducir medidas y controles para prevenir antes que curar también en este terreno.

Pero no se trata solo de una red de seguridad. Es, además, una magnífica oportunidad para “establecer sólidos lazos entre principios legales y valores éticos, tales como, la igualdad de oportunidades, la profesionalidad, la sostenibilidad, la independencia, el consenso o la vocación de servicio”, como manifiesta Raquel Sánchez.

Y ¿en qué se ha traducido todo esto? En primer lugar, había que comprometer a todos los miembros del Colegio, no solo a sus empleados, sino también a sus directivos y a su Junta de Gobierno, informándolos y formándolos previamente.

En la base del Modelo de Compliance se sitúa un Código Ético y de Conducta, que es de obligado cumplimiento para todos los miembros de la organización desde el pasado 8 de junio, cuyo valores y principios deben conocer y respetar todas aquellas entidades y proveedores que mantengan relaciones con el Colegio y que pueden consultar en el portal de Transparencia de la Corporación.

Entre las medidas dispuestas por el Colegio, se han incorporado controles sobre los accesos, en la selección de proveedores o en el uso de herramientas informáticas. Se han introducido también nuevas medidas de aplicación a la contratación de bienes y servicios, al ofrecimiento y solicitud de regalos, a los viajes y desplazamientos o a la celebración de eventos y jornadas, conscientes de que hay que tener las cosas claras también en estos ámbitos y saber que todo tiene un límite.

No olvidemos que la imagen de un colectivo se construye día a día con el esfuerzo de todos sus integrantes y que cuesta muy poco dañarla con un error o una acción aislada que pueden ser amplificados hasta el límite en esa caja de resonancia que se han convertido las redes sociales.

Siguiendo las directrices del Código Penal, el Colegio se ha dotado, además, de órganos autónomos para supervisar el cumplimiento y seguimiento del Modelo y ha definido una metodología para notificar y gestionar sucesos, incidencias y denuncias. Asimismo, ha optado por externalizar la gestión de este Canal de Denuncias, extremando, de este modo, el rigor, la vigilancia y la objetividad de una Corporación que aspira a la máxima transparencia para convertirse en “un espejo en el que mirarse”, como ha apuntado el presidente del COFM.

No hay que olvidar que “los COF son sin duda deudores de la confianza, sobre todo, de los colegiados y de la Administración sanitaria, que han depositado en ellos su confianza al encomendarles en exclusiva una serie de funciones y servicios”, sostiene Raquel Sánchez.

Con esta iniciativa, somos conscientes de que estamos abriendo camino a otras Corporaciones al implantar este Modelo en toda nuestra organización, algo que supone un verdadero cambio de cultura colegial.

Confiamos que todos los colegiados, como parte que son de la Corporación, respeten y hagan suyos también estos valores y principios en sus relaciones con el Colegio, valores y principios que deben servirnos de guía de actuación no solo legal, sino también ética y profesional.  

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